- A estas alturas, las cuadrillas ya habrían tomado la campa de San Juan de Berbikez, de Gordexola, con su afán constructor para levantar las txosnas de madera que centran la atención de las fiestas de San Cosme y San Damián en septiembre. Pero, de forma inédita, esa estampa no se repetirá este año. El coronavirus añade otra celebración damnificada este 2020 en Enkarterri después de que el Ayuntamiento y las comisiones de fiestas y txosnas alcanzaran un acuerdo para que el programa no se lleve a cabo.

"He consultado con personas mayores y no recuerdan ninguna ocasión en la que haya dejado de celebrarse", explica la alcaldesa, Ángela Eguía. Por tanto, no hay precedentes para una ausencia de las fiestas obligada por las circunstancias sanitarias. Pese a la tristeza por tener que tachar del calendario San Cosme y San Damián, todas las partes coinciden en que se ha adoptado la decisión adecuada, en consonancia con la eliminación también de las fiestas de verano, como las patronales de San Juan Degollado. "Al igual que sucede en otros muchos municipios, este año no toca celebrar fiestas. Todos somos conscientes del riesgo que suponen este tipo de actos y de lo difícil que resulta controlar una situación festiva por organizada que esté", argumenta la regidora.

Gran parte del protagonismo de las fiestas recae sobre el concurso de txosnas que tiene lugar el tercer sábado de septiembre en la campa de San Juan de Berbikez. Adjudican la tradición al deseo de las familias más adineradas de protegerse de las inclemencias del tiempo mientras disfrutaban de las verbenas. La costumbre se popularizaría más adelante entre toda la ciudadanía, dando lugar a las creaciones que se convierten en la base de operaciones durante las fiestas y compiten por ser elegidas por las cuadrillas y ganar así el derecho de elegir la ubicación en la campa para el año siguiente, además de un premio en metálico.

El apartado competitivo favorece la creatividad entre los participantes, que aplican su ingenio y habilidades para reproducir ambientes como un salón del lejano oeste, una taberna marinera o un refugio de montaña, como el que construyó el grupo Sustako, ganador del año pasado. Las normas del certamen son muy estrictas en cuanto a las dimensiones y material empleado -priman madera, helecho y ramas- en las cabañas de una sola planta que deben ocupar al menos ocho metros cuadrados.

El día del concurso se constituye un jurado compuesto por miembros de todas las cuadrillas en liza, que va recorriendo todas las txosnas para puntuar el trabajo realizado de acuerdo a criterios determinados: construcción hasta diez puntos, trenzado hasta seis puntos y adornos hasta cuatro puntos. En torno a las 18.00 horas se reúne la comisión de txosnas para realizar el recuento de los votos y designar a los ganadores. Después, las txosnas pueden permanecer en pie hasta finales de octubre para que los vecinos apuren el principio del otoño mientras las condiciones meteorológicas lo permitan. Un plan inasumible en tiempos de pandemia.

Queda por ver lo que ocurre con la feria ganadera de San Andrés, prevista para el primer domingo de diciembre, en función de cómo evoluciona la epidemia. Después de la Semana Santa y el mercado medieval de Balmaseda, las fiestas de Alonsotegi, el festival Enkarterri Fest, de Zalla, o la feria de Güeñes, pronto se sabrá qué destino aguarda al concurso de vestidos de papel y el Harley Eguna, de Güeñes; Gangas Eguna, en Zalla, o el concurso de putxeras de San Severino, en Balmaseda.

"He consultado con personas mayores y no recuerdan ningún precedente"

Alcaldesa de Gordexola