Beti hurbilAsociación de Comerciantes y Hosteleros de Güeñes coronavirus entrega de los galardones

Plantearon el certamen “como una forma de volver poco a poco” a la normalidad en la medida en la que lo permitieran las circunstancias. “No podíamos fomentar descuentos porque en esa época todavía había restricciones en vigor”, ahonda la presidenta de la asociación, Covadonga Mendieta. La idea era “que los niños nos transmitieran cómo nos ven, porque nos parecía un punto de vista bonito que no se había puesto en práctica nunca y nos permitía guardar las láminas de recuerdo en los locales”. “Ha recibido buena aceptación, se apuntaron veinte personas. Una vez que ya se había activado la votación popular, muchos vecinos nos dijeron que no habían podido enviar dibujo o con tantas cosas en la cabeza se les había olvidado -porque entonces todavía no habían terminado las clases y las familias estaban liadas con los deberes a distancia y el teletrabajo- y les daba pena. Si retomamos el proyecto en otra edición, creo que se inscribiría todavía más gente”, afirma.

A los comerciantes “nos ha encantado el detalle con el que nos han recreado”. Los vecinos efectuaron un corte en una primera ronda eliminatoria en la que pasaron a la siguiente fase los seis dibujos más votados en categoría infantil -hasta 12 años- y los cuatro de la categoría que recompensaba la originalidad sin límite de edad. Por último, un jurado decidió el orden definitivo entre los finalistas. Así, el primer premio, dotado con 200 euros fue a parar a Ohian Fernández; el segundo, de 100 euros, a Naia Mira; el tercero, de cincuenta euros, a Iraide Sanz; el cuarto, también de cincuenta euros, a Kerman Mendieta y la modalidad adulta, con una recompensa de otros 100 euros, a Nerea Berlanga, con su original composición de una Cruela de Vil rodeada de animales y ataviada con mascarilla. Todos los importes deberán destinarse “a gastar en establecimientos asociados”, fomentando de esta manera el consumo local.

“Posiblemente nos haya faltado algo de ánimo”, admite Covadonga, que trabaja con su cuñada veterinaria, María Zalbidea. En su caso, “tampoco podíamos parar durante el confinamiento”, pero han desempeñado sus tareas a domicilio en la medida en que han podido, “vacunando y repartiendo las pastillas de desparasitar a los animales”. Como otros establecimientos, quieren colgar los dibujos en la consulta para acordarse todos los días del cariño recibido en uno de sus momentos más difíciles.

Pidieron a los vecinos que plasmaran su local preferido para reivindicar el consumo de barrio en plena crisis del coronavirus