Desde su consulta del barrio Concha divisa el mural por la igualdad obra de su amiga Mónica Lignelli, cuya inauguración truncó el confinamiento. Exhausta después de más de un día de guardia en el centro de salud de Karrantza, esta panorámica insufla energía a Teresa Rosa Calvo, médica del valle desde hace diez años, muy comprometida con proyectos contra la violencia machista y en favor de la igualdad. “Se llama Siempre vivas, siempre libres y es una iniciativa tejida en red también con la técnica de Igualdad de la Mancomunidad, Ainhoa Ibáñez”, explica. Colabora con la institución en sacar a la luz realidades machistas intensificadas en el confinamiento. Ella puso en contacto con la entidad al joven Ander Ansotegi, autor del dibujo que ilustra la campaña.

Por violencia simbólica alude “al conjunto de actitudes y gestos, conductas, creencias que permiten la existencia de la opresión y la subordinación”. “Son como el resorte que perpetúa el maltrato y las desigualdades de género, la argamasa que sostiene la estructura jerárquica de la sociedad que sitúa a las mujeres en una posición inferior”, define. En la cuarentena se ha visto cómo “primero la pandemia ha azotado al personal sanitario -con un 70% de mujeres- más que a otras profesiones, los cuidados recaen también sobre todo en las mujeres”, igual que en las residencias “y la atención de los nietos”. Cuando se piden excedencias en el trabajo “para el cuidado de menores, las mujeres representan el 92% y los hombres el 7,4%; para el cuidado de las personas dependientes el 82% son mujeres según estadísticas de Emakunde.

De puertas para adentro de los hogares, además del teletrabajo, las labores domésticas, los deberes de los niños mientras han estudiado a distancia y el cuidado de familiares mayores o dependientes en el domicilio “recaen principalmente en ellas”. “Aquí en la consulta una paciente me dijo: Rosa, hemos sido nueve personas a comer todos los días. Amigas y compañeras me comentaban que no podían más Una idea a pequeña escala de lo que hay”, relata. Y es que “parece que estás en casa tan tranquila y el que viene de fuera se cree en el derecho o el privilegio de ser atendido”. “A veces naturalizamos cosas que, vistas desde fuera, nos chirrían”, reflexiona. Y, por supuesto, “no hay que olvidarse de la violencia de género: las consultas on line han aumentado enormemente y las llamadas han sufrido un enorme repunte del 30%”. Por suerte, “la sociedad está avanzando” para dar la voz de alarma.

Karrantza ha registrado “una baja incidencia” del coronavirus. “Bien es verdad que geográficamente nos han beneficiado el aislamiento y el estar en los caseríos”, opina, sintiéndose “privilegiada por el cariño y receptividad” que encontró en el valle desde el principio.

Implicación

Con Alicia Varón, de la asociación Abesti Lagunak, “tejimos el proyecto de los Lunes sin sol”: las concentraciones cada vez que se produce un asesinato machista, a las que “los hombres acuden en mayor proporción que en otros lugares es algo muy bonito; ya se están despertando conciencias”. Resulta esencial la educación y en ello estaban hasta que el covid-19 obligó a interrumpir las clases presenciales. En febrero “había empezado a pilotar un programa puente entre el centro de salud y el instituto con un programa de educación afectivo sexual que aborda temáticas como la pubertad, cambios en el cuerpo o corresponsabilidad”, cuya guía va a ilustrar Ander Ansotegi, dice la médica.

Porque tiene claro que ella responde por el femenino de su profesión: “Médica siempre”. “En medicina de familia las mujeres representamos el 70%. Si invisibilizamos a la mitad de la población y normalizamos lo masculino como genérico estamos quitando a la otra mitad. De esto hablamos también por violencia simbólica. A mí al principio hace muchos años me costó asimilar el término pero ahora me sienta mal que me llamen médico”, defiende rotunda.

“A veces naturalizamos cosas que chirrían y el que trabaja fuera se cree con derecho a ser atendido en casa”

“Las consultas ‘on line’ y llamadas por violencia machista han sufrido un repunte”

Médica de Karrantza