- Con este estado de alarma y confinamiento generado por la pandemia del covid-19, se ha abierto entre los profesionales del mundo de la construcción un interesante debate sobre el tipo de vivienda que tenemos y el que deberíamos tener para evitar situaciones, en muchos casos, asfixiantes, por la falta de terrazas, espacios flexibles o polivalentes, de luz natural y ventilación en millones de casas. Una reflexión que ha seguido de cerca el arquitecto técnico muskiztarra, Aitor Fuente, quien en este período en el que la construcción quedó paralizada y se vio forzado a seguir su trabajo desde el despacho que tiene en su domicilio, tuvo la idea de diseñar técnicamente un balcón móvil, de quita y pon, para aquellos inmuebles que carecen de este elemento que en estos días se ha revelado como importante pieza de socialización del agradecimiento a los sanitarios por su gran labor. "La falta de terrazas/balcones o el cierre de los mismos, ha sido un práctica constructiva habitual en las últimas décadas. El ganar espacio, si los teníamos primero y/o el no echarlos en falta, por nuestro ritmo de vida después (parece que vivamos para trabajar y trabajemos para pagar nuestra casa, pero sin apenas disfrutarla) había relegado al balcón a últimos puestos de interés o necesario, a la hora de elegir una vivienda", reflexiona este exremero de la trainera de Zierbena que se bajó del banco cuando comenzó su carrera en la politécnica de Donostia "porque ya no me podía comprometer al 100% como hasta entonces", señala.

Para este autónomo, que ahora mismo está retomando su actividad en los tres encargos profesionales iniciados antes de la alerta sanitaria como director facultativo de obra, "cuando todo se frena y podemos pensar, nos damos cuenta de lo valiosos que pueden llegar a ser espacios como la terraza y el balcón". De hecho la idea surgió cuando un día al despertar, levantó la persiana, abrió la ventana de su habitación y se asomó a ella, algo que reconoce no solía hacer "pero esa vez lo necesitaba. Necesitaba asomarme a la ventana y respirar. ¡Qué pena no tener un cachito más de mocheta! A falta de balcón, con ese poquito más de mocheta me conformaría. Ahí se me ocurrió la idea de diseñar un balcón modular y portátil", recuerda Fuente, quien ha tomado como referencia una ventana de 1,40 metros de ancho.

Este balcón modular y portátil, según se recoge en una lámina de montaje, se divide (y monta) en tres grandes bloques que forman el esqueleto principal -con tres piezas verticales que se fijan a la pared interior de la vivienda- el esqueleto secundario con el que se arma el cajón del balcón y los metacrilatos traslúcidos de que son los cierres del balcón que tendría un fondo voladizo de unos 50 centímetros por 60 centímetros de alto. Todo ello ensamblado mediante tornillería universal e instrucciones de montaje sencillas, plasmado todo en una lámina al más puro estilo "mapa de montaje IKEA". "Lo modular es algo que siempre me ha gustado. Mi tesis final de grado se basó en eso, la construcción modular y variable en función de demanda, de un bloque de viviendas hechas con contenedores marítimos", recuerda Fuente para quien este diseño, #nosinmibalcón, nacido en el confinamiento sanitario, "aunque está hecho a conciencia y con horas de trabajo detrás, simplemente pretende ser un ejercicio más de reflexión y contribuir al debate generado en torno a nuestras viviendas, desde la visión de un arquitecto técnico", matiza.