LA bandera a cuadros ha bajado para San Viator en el rally Uniraid dirigido a estudiantes de entre 18 y 28 años. La caravana de Enkarterri regresa de Marruecos con la doble satisfacción de haber comprobado sobre el terreno cuán necesaria es la ayuda consistente en bicicletas y material escolar que repartieron en poblaciones del país y de haber logrado la victoria. La prueba se desarrolló sobre alrededor de 4.500 kilómetros en siete etapas atravesando la cordillera del Atlas o el desierto de Erg Chebbi en 182 coches de más de veinte años de antigüedad reparados, -en el caso de Sopuerta, por ocho alumnos del Grado Superior de Automoción que partieron en cuatro vehículos-, y guiándose con brújula y libro de ruta. Además, era requisito indispensable que el equipaje contara con al menos cuarenta kilos de ayuda solidaria.

Al volante de un Suzuki Swift, el tándem formado por Jon San Pelayo y Mikel Rama -que se alternaron en labores de piloto y copiloto- se alzó con el triunfo, cimentado sobre "un cúmulo de cosas", contaban todavía en Marruecos. Entre ellas, "valores, solidaridad, trabajo en equipo, la iniciativa solidaria que hemos traído, saber gestionar nuestros recursos, ayudar a gente externa al equipo, aceptar e integrar en el equipo a otros compañeros que no conocíamos, llegar juntos al campamento en cada etapa y que reine el buen ambiente entre todos generando ganas y fuerza para seguir adelante cuando surgen los problemas". En definitiva, "no se trata solamente del material que traigas, sino también ayudar a todas las personas que puedas intentando arreglar los coches proporcionando recambios y compartiendo todo lo que hemos embarcado".

Nada más llegar a Marruecos procedentes de un ferry que tomaron tras atravesar la península cuando dejaron Sopuerta el 11 de febrero, se enfrentaron a una dura etapa por las montañas del Atlas. El mapa de ruta previsto incluía también una etapa maratón de dos días en medio del desierto "exigente en cuanto a la navegación y con una noche de acampada libre bajo las estrellas", especifican desde la organización y una espectacular etapa nocturna de navegación.

En una semana de recorrido, rodaron por las ciudades de Tánger y Marrakech, pero también se desviaron por otras vías menos transitadas para entregar el material que transportaban desde Sopuerta, que la organización había acercado previamente al entorno del desierto de Erg Chebbi. Además de cuadernos, libros o bolígrafos, cada delegación debía configurar su propia contribución benéfica. En San Viator se decantaron por acercar bicicletas que simplificarían la rutina diaria de los jóvenes de la zona al ahorrarles tiempo en los desplazamientos. Patrocinadores, vecinos y entidades que se han implicado con la aventura Uniraid desde Enkarterri donaron las bicicletas que les enseñaron a poner a punto en la tienda deportiva Demo Bike de Zalla. La idea era enseñar ellos mismos a los lugareños en talleres que permitieran continuar con el proyecto una vez finalizara el rally. Con el tiempo extremadamente medido, finalmente la organización recomendó depositar todo el material en una escuela, donde los alumnos de Automoción de Sopuerta dieron clase a los jóvenes marroquíes durante más de una hora.

Meses de preparativos Los componentes de la expedición encartada pudieron dedicar las jornadas finales a hacer turismo ya relajados al concluir no solo el rodaje por Marruecos, sino también meses de preparativos. Ya desde el inicio del curso escolar comenzaron a reparar los cuatro vehículos en los talleres de San Viator y a moverse a la búsqueda de colaboradores y material solidario. Un proceso que les ha abierto las puertas a "desarrollar competencias técnicas, trabajo en equipo o asunción de riesgos", destacan desde el centro. Aunque ocho estudiantes viajaron a Marruecos, hasta 25 compañeros se involucraron en la logística.