Karrantza - Entre puntada y puntada ya están maquinando con qué sorprender en el concurso de vestidos de papel. Tienen el listón muy elevado después del premio de este año que les valió el segundo puesto en la categoría de corte y confección, el que ya alcanzaron en 2017. Uno de los expertos que aplaudió entonces, el diseñador Eder Aurre, les entregó uno de los dos reconocimientos concedidos por la asociación Karrantza Naturala, mientras que el otro fue a parar al club de fútbol. Pero el versátil catálogo de la asociación Karrantzako Jostunak va más allá de la cita en la pasarela que se extiende en septiembre en Güeñes.

Desde que obtuvo un título de costura a los 19 años y regentó una boutique en Portugalete, Encarni López no ha abandonado la aguja y el hilo, tampoco cuando se mudó a Karrantza hace décadas. En el valle encartada la conocen por el nombre familiar de Marienka con el que firma sus creaciones. "Sobre 1991" empezó a dirigir clases de costura "primero con Bagabiltza y después a través de la asociación de mujeres rurales Landa XXI" en la kultur etxea de Concha, las escuelas de La Tejera y el hogar de jubilados de Ambasaguas. Fue el germen de la asociación actual, que se reúne dos días a la semana para promover actividad y amistad en un municipio tan disperso.

"Faldones de bautismo, ropa de bebé, disfraces de carnaval" o conjuntos para ocasiones solemnes han salido del taller de Karrantzako Jostunak formado por un equipo heterogéneo, "donde algunas personas saben coser y otras acaban de empezar, pero todas aprendemos", invita Encarni. El grupo de WhatsApp que han formado para mantenerse en contacto bulle con propuestas, algunas de los cuales se muestran en una exposición en la feria de San Isidro, sin desechar la inspiración de los grandes maestros. Les gusta visitar el Museo Balenciaga de Getaria "aunque ya lo hayamos visitado antes, porque suelen cambiar las prendas que se enseñan al público entre unos fondos tan amplios".

En su caso, el certamen de vestidos de papel de Güeñes equivale a la presentación de las colecciones de los diseñadores de renombre. Ya la materia prima les presenta un reto de primer nivel "porque a la mínima se puede rasgar todo", así que antes prueban en tela para evitar imprevistos. En el museo Dolomitas y la oficina de turismo de Karrantza en el barrio de Ambasaguas lucen orgullosos algunos de los diseños más emblemáticos para el certamen. Un vestido de novia tradicional vasco "que nos llevó un mes solo para coserlo" dejó boquiabiertos a los espectadores. Pese a que acudían con esperanzas de imprimir su nombre en el palmarés "no nos concedieron el galardón por ese vestido y sí con un kimono pintado a mano".

El año pasado Encarni deslizó la idea que una inminente jubilación y su amigo Patxi Paliza "me dijo que no podía ser". Él se convertiría en modelo del traje de chaqueta y pajarita que cautivó al jurado y el hijo de Encarni, Koldo Santisteban, defendió con garbo una "chaqueta bomber". Fueron las dos únicas propuestas para hombre entre más de cuarenta participantes que sobresalieron por su originalidad e impecable confección. Además de lograr un aplauso unánime, han alejado de la mente de Encarni la idea del retiro, al menos a corto plazo. Y es que, con el grupo de costureras de Karrantza, planea inscribirse en otro afamado certamen envuelto en papel, el de Mollerussa, en Lleida.