Muskiz - Cristina Indar y Juan Reinares, vecinos de Portugalete, acudieron ayer por primera vez a la cita canina estatal e internacional que desde hace varios años se celebra en la localidad de Muskiz y que curiosamente se desarrollaba con anterioridad en el parque de La Florida de la localidad jarrillera. Ambos jóvenes acudieron a la cita -que cumple su 55 y 54 edición respectivamente- acompañados de Lur, un precioso border collie de apenas dos años y un ojo de cada color que fue adoptado en 2018 en una sociedad protectora de Sopela. “Es muy bueno y cariñoso y muy dado a jugar con nosotros, pero como está castrado no le gusta mucho estar con otros perros por lo que pensamos que una cita como esta con tal cantidad de perros diferentes podía ser una buena terapia de socialización para él”, señalaba esta pareja que disfrutó de la gran variedad de razas que ayer y hoy se dan cita en los frontones y las campas de San Juan de la localidad minera.

“El domingo suele ser el día de mayor asistencia de público”, apuntó Josu Baskaran, representante de la Sociedad Canina de Bizkaia, organizadora del evento que reunirá en Muskiz a cerca de 1.400 perros de unas 160 razas diferentes procedentes de casi una veintena de países de varios continentes. “Cada día más aficionados a este mundo de las exposiciones caninas elige Muskiz como lugar de comparecencia para lograr los puntos que necesitan en los campeonatos estatales e internacionales. Madrid sigue siendo el único punto obligatorio a nivel estatal en este proceso clasificatorio, pero Muskiz se afianza cada vez más como una de las citas optativas para lograr los puntos necesarios en la clasificación”, reseña Baskaran a cuyo juicio esta predilección tiene mucho que ver no solo con el escenario “tan espectacular en el que se desarrolla la prueba, con la posibilidad de contar con rings cubiertos y al aire libre y espacios abiertos para que los perros puedan relajarse”, como con el empeño de la organización “de contar con jueces de reputado prestigio estatal e internacional que conocen bien las razas que juzgan y cuya opinión es muy agradecida por los participantes aunque no ganen”, planteó.

Vulcano Una consideración que compartía el riojano de Calahorra, José Alberto Martínez que con su macho de 2 años Vivar de Vinko Vulcano Vesubio -campeón del mundo cachorro y macho jóvenes en Italia- se alzó con el primer premio en la categoría de doberman, una raza cuyo estándar de belleza ha sido uno de los más afectados por la prohibición internacional del corte “estético” para su exhibición. “Yo tuve mi primera hembra con las orejas y el rabo cortados según esa imagen mitificada del doberman y hoy día con los perros sin cortar su expresión corporal me gusta más y en la parte de trabajo en la que ahora estoy centrado -rastro, obediencia y ataque- el rabo les ayuda como timón y cierran, giran y frenan más rápido. Me gustan cortados pero el cambio no me ha supuesto ningún trauma”. Quienes no se ven en esta tesitura electiva son los amantes del golden retriever que ayer en buen número se dieron cita en Muskiz llegados desde Amorebieta, Bilbao, Ermua y Cantabria. “Contamos con un club a través de WhatsApp a través del cual nos reunimos para hacer salidas con nuestros animales a zonas donde puedan disfrutar en libertad y que además nos sirve de foro de intercambio de información sobra cualquier faceta del cuidado de estos perros”, señalaba Ana Subinas, una de la administradoras de este grupo que ayer mismo adoptó un nuevo miembro de esta gran familia. “El año pasado en una quedada vino una compañera en avanzado estado de gestación y nos tuvo que dejar el perro al cuidado del grupo porque se puso de parto y marchó al hospital así que lo de familia va más allá”, relataba esta amante de eta raza que se distingue por sus nobleza “y sobre todo por la gran empatía que muestran especialmente con niños y las personas mayores. No es de extrañar que sea una raza habitual en el tratamiento de trastornos del espectro autista o de acompañamiento y apoyo a personas de edad avanzada”, resalta Ana.

Quien también rezumaba tranquilidad y buen carácter a pesar de su enormidad era Maia, una hembra de tres años de la raza de lebrel irlandés o lobero irlandés como también es conocida, que dejó con la boca abierta a más de uno de los cientos de asistentes ayer a la exposición canina de Muskiz. “Aquí donde las vez, su pasión es estar tumbada”, reseñaba Deiene Usategi, una joven auxiliar de veterinaria de Amorebieta que se enamoró de este perro de un metro de altura hasta la cruz.