Güeñes - Los proyectos que recogió la hoja de ruta de cara a las elecciones de 2015 están concluidos o activados. A pesar de ello, la legislatura ha sido “muy complicada” en lo personal para el alcalde, Imanol Zuluaga. En su primer mandato vivió “con impotencia el cierre patronal y concurso de acreedores de la empresa CEL”. De aquella situación “hicimos virtud en las conversaciones con Lakua, Diputación y otros ayuntamientos en un plan de estímulo que está cosechando frutos”.

Uno de ellos será el anuncio de la implantación de una importante industria inglesa en Arangoiti. ¿Cómo lo valoran desde el Ayuntamiento?

-Es importante que Arangoiti vaya a recibir a una empresa líder europea en la fabricación de filtros. Me imagino que hará que otros inversores vean que es un lugar atractivo. Existe cierto desconocimiento por parte de quienes consideran que tal vez estamos lejos de Bilbao o del puerto, cuando no es así. Arangoiti llevaba mucho tiempo vacío y eso siempre retrae, pero ahora otras empresas están gestionando su llegada y va a tener un efecto dinamizador.

¿Espera lo mismo del centro de I+D+I en diseño de moda y mobiliario?

-Las obras terminarán para junio y entonces tocará concretar la programación. Ya hay dos universidades muy interesadas en traer sus cursos de máster o formación, así como empresas reconocidas internacionalmente en el mundo de la moda. Güeñes puede ser referente en una actividad tan novedosa.

¿Hay algún proyecto que no hayan podido llevar a cabo estos cuatro años?

-Las necesidades más evidentes se han abordado. Sobre todo, una que parecía técnica y económicamente inabarcable: el ascensor de Elubarri, el barrio con más problemas accesibilidad, con una pendiente enorme por un lado y una escalinata en el otro, donde vive mucha población mayor. Hemos dispuesto dinero para encargar el proyecto.

¿A qué necesidades más evidentes a las que aludía?

-Güeñes dispone de un consultorio médico nuevo. Era una reivindicación histórica, como otra de nuestras promesas electorales cumplidas: salvar la distancia tecnológica entre La Quadra, Zaramillo y el resto de núcleos con una inversión para implantar la fibra óptica. El club de jubilados de Zaramillo está construido y hemos acometido actuaciones de accesibilidad. En el ámbito social se han hecho cosas relevantes.

¿Cómo cuáles?

-Un servicio de mediación y prevención para los jóvenes en drogodependencia o sexualidad, un observatorio de personas mayores, un plan local de empleo con cinco personas contratadas además del de la subvención de Lanbide o un servicio de acompañamiento y prevención de dependencia en mayores. Por otra parte, nos hemos impuesto la política de destinar a la más mínima oportunidad 70.000 euros a las ayudas de emergencia social para completar los 90.000 al año del Gobierno vasco. Hemos generado un servicio de ayuda a la adquisición de libros y apoyamos actividades culturales, de ocio y deportivas: la feria de San José, la subida Apuko en Zaramillo, la txarriboda de La Quadra y el Harley Eguna en Sodupe.

¿Qué ha supuesto la apertura del nuevo instituto?

-El traslado de Secundaria nos ha permitido liberar espacios para que ahora se impartan en Eretza Berri solo Infantil y Primaria. Hemos recuperado los patios donde estaban los módulos. Docentes y alumnado cuentan con superficie en las condiciones que necesitan porque estaban en una situación precaria. Además, hemos podido afrontar ya un proyecto muy anhelado, como la creación de una haurreskola en el colegio Ere-tza Berri, para el que hay proyecto y fondos. Cuando ha surgido la ocasión lo hemos afrontado. Como otras que la ciudadanía y la realidad nos ha planteado.

¿Por ejemplo?

-Estoy hablando de la mejora en la accesibilidad en la Herriko Plaza de La Quadra mediante rampas, la instalación de cubiertas en zonas de juegos infantiles o la reparación de la cubierta de la piscina interior. Después de años litigando con los constructores y diseñadores, la justicia nos dio la razón. Había un proyecto para acometer la obra en verano, pero la semana antes de abrir hubo que cerrar la instalación por seguridad. Ahí empezó un proceso de peritaje para saber por qué han aparecido nuevos daños, cuantificarlo, hacer un proyecto, lleva muchos meses. Vamos a publicar ya el concurso para que las obras arranquen cuanto antes.

También preocupa a los vecinos la planta de biomasa de Glefaran, ¿la calidad del aire es buena?

-Lo primero, no lo digo yo. Aquí hay una administración muy competente y reconocida en materia de medio ambiente: el Gobierno vasco. Ha concedido una autorización ambiental integrada a Glefaran que ha ido modificando, exigiendo unos mayores niveles de control e inversiones.

¿Cómo se supervisa?

-A través de Medio Ambiente y de Salud se controla lo que se emite. Desde mayo hay una unidad móvil instalada, primero en Arangoiti (Güeñes) y ahora en Aranguren (Zalla) midiendo las partículas y gases su concentración. Ante la desconfianza generada en la ciudadanía, el Ayuntamiento asumió el compromiso de hacer lo que la plataforma Güeñes Bizia pedía: un informe sobre la autorización ambiental y una medición independiente de esas mismas partículas y gases.

¿Qué resultados arrojaron?

-Que todos los niveles están dentro de lo que estipula la ley y la autorización ambiental integrada. Como institución no podemos más que atenernos a eso. Todos los resultados coinciden en que la calidad del aire es muy buena, igual que cualquier otra zona urbana de Euskadi. Solo podemos decir que hay una normativa, que hay quien la controla (Gobierno vasco); hay estudios del Gobierno vasco, que es competente, hay estudios que ha encargado el Ayuntamiento a petición expresa de la plataforma y que dan unos resultados: todo está dentro de la normativa legal. No podemos hacer más. De ninguna manera se le puede achacar al Ayuntamiento que esa empresa esté funcionando.

¿En algún momento ha habido riesgo para la salud de la ciudadanía?

-No soy quién para valorarlo. Quienes tienen que hacerlo son los departamentos de Salud y Medio Ambiente. Nos pusimos al frente de la manifestación en enero de 2017 cuando al inicio de la actividad de la planta de biomasa el pueblo se llenó de ceniza y era inaceptable. A partir de ahí, el Gobierno vasco ha ejercido el control correspondiente. El Ayuntamiento no es quién para decir cuáles son los posibles efectos para la salud. Nos ceñimos a las autoridades competentes y los estudios. Eso hay que hacérselo saber a la gente.