Santurtzi - ¿Qué sería del arte sin un público que lo disfrute y admire? Serían meros mensajes y expresiones que caerían al vacío sin receptores que los disfruten. Por ello, la democratización del arte es algo muy importante y es en ello en lo que centra sus esfuerzos el pintor sopeloztarra Julián Momoitio, quien expone hasta el próximo 7 de marzo medio centenar de sus obras en la Casa Torre de Santurtzi. “Siempre he sido una persona con un profundo sentimiento social. He donado cuadros para causas... Es una manera de ayudar a mi entorno con mi trabajo y también de acercar el arte y la cultura al público, porque el arte es del pueblo”, señala Momoitio, quien lleva más de medio siglo dando rienda suelta a su talento en forma de lienzos.

Ha sido y es la suya una carrera exitosa con exposiciones en Nueva York, Los Ángeles, con varios premios estatales... Pero que no le han hecho alejarse ni un ápice de los problemas que la ciudadanía vive en su día a día. “En muchas ocasiones la sociedad mira el arte como algo hecho por gente especial y considero que no es así. Este es un trabajo como cualquier otro en el que hay que luchar mucho y entregarse y con estas exposiciones como la que voy a hacer ahora en Santurtzi busco que la gente nos comprenda, que me comprendan y se emocionen con una cultura que refleje lo que sienten y viven”, analiza Momoitio.

Sus cuadros presiden lujosos edificios como el madrileño Palacio de La Moncloa y auditorios más humildes, como la OKE de Ortuella, instalaciones para las que hace un lustro donó tres obras. “A lo largo de mi carrera he regalado numerosos cuadros y lo he hecho con mucho gusto porque hay gente que admira el arte, que le muestra interés, que sé que lo va a valorar y que sé que son buenas personas. Otros, por el contrario, no tendrán un cuadro mío jamás porque no se lo vendería ni por todo el oro del mundo a causa de su egoísmo, su maldad y su materialismo”, compara Momoitio.

Tajante, directo y natural, así es este creador nacido hace 74 años en Sopela. Tras trabajar en varios sectores, a los 27 años decidió volcarse en el mundo del arte y, sin duda, esa apuesta le salió bien gracias a su talento, esfuerzo y tesón. “La pintura es mi forma de expresión, mi manera también de aportar a la sociedad, a una sociedad en la que la humanidad, la atención a los problemas del ser humano ha de ser lo primero”, explica Momoitio quien sigue en plena forma creativa pese a haber perdido la visión de un ojo. “Mientras pueda hacer algo no llegará mi final”, advierte con determinación.

libertad y soledad Para Momoitio el arte es “libertad y soledad”. Y se explaya: la libertad de crear, expresar lo que se siente y contárselo al mundo y la soledad de pintar esos cuadros desde lo más íntimo, estando solo con uno mismo. “La libertad para crear es lo que más aprecio y, por eso mismo, nunca me he doblegado ante nada ni nadie. Quizá eso me haya podido penalizar en algunos niveles, pero no me importa. Mi premio es no ser de nadie, no haberme vendido a nadie, a ni una sola conciencia”, destaca.

Así, con la libertad por bandera ha ido construyendo una carrera de éxito en la que ha desarrollado hasta ocho épocas creativas diferentes. “Claro que el Momoitio que empezó no es el mismo artísticamente que el de ahora, he atravesado distintas épocas hasta que me di cuenta de que soy esclavo de mi propia conciencia”, reconoce. Una conciencia que no para de crear y que, hasta el próximo 7 de marzo, mostrará parte de su talento en la Casa Torre de Santurtzi.