Este artículo, gracias a la asociación getxotarra Kimera, se adentra en una aventura en la Tierra Media con el Señor de los Anillos; se mueve entre Dragones y Mazmorras, ve aparecer unos cuantos vampiros y también viaja a un pasado medieval de fantasía, con Wathammer. “Los juegos de rol son algo muy interesante, porque te olvidas del mundo exterior y entras en otro y es muy bonito ser el protagonista de tu propia historia”. Así mueve ficha Rakel Remírez, de la junta directiva de esta agrupación de Getxo que, en efecto, reúne a apasionados de los juegos de rol y también de mesa.

Las cartas al descubierto. Hay muchos estereotipos en torno a los juegos de rol: son personas raritas quienes se sumergen en esos mundos imaginarios, a las mujeres no les va ese rollo, esos juegos te pueden volver loco: ¡Mira el asesino de la catana! Sin embargo, la realidad mayoritaria aplasta esas habladurías. “Siempre se ha estigmatizado mucho a los juegos de rol por cosas malas que han sucedido”, lamenta Rakel. Las series de televisión ayudan a dar visibilidad, aunque no siempre trasladando una imagen fidedigna. “Hoy en día, los dos referentes son The Big Bang Theory y Stranger Things. Mucha gente, cuando les digo que juego a rol, me contestan: ¡Ah! como en Stranger Things”, desvela esta aficionada getxotarra. La narrativa de Kimera es muy distinta. Eso sí, frikis a mucha honra. “Somos tres en la junta directiva, los mismos que empezamos con este proyecto hace tres años, y luego hay una quincena de personas en la asociación. Estamos entre los 20 y 30 años y hay más mujeres. Otro prejuicio derribado: el de que solo los chicos juegan a rol. Es mentira”, sostiene el presidente, Jonay Salas.

Su campo de batalla es la Romo Kultur Etxea. Gracias a la cesión de las salas municipales, Kimera puede montar allí las partidas y las diversas actividades. “Ahora estamos organizando partidas de rol una vez a la semana o cada dos”, precisa Jonay. Y es que contar con un lugar en el que transportarse a otros universos desde una mesa es fundamental. “Yo entré en contacto con los juegos de rol cuando empecé la carrera, hará seis o siete años. Fui creando un pequeño grupo porque no sé quién conocía a alguien, otro que sabía de otra de no sé dónde… Acabamos siendo once personas, que luego nos fuimos distanciando y cada uno siguió su vida. Nos encontramos en un punto, hace tres años, en el que, de ese grupo de once, estábamos solo tres y uno orbitando. Entonces, pensamos en hacer una asociación, porque uno de los problemas que teníamos, además, era encontrar un sitio en el que reunirnos. Porque solíamos ir al camarote del que ahora es secretario, Asier Fernández, pero claro, las partidas empiezan a las cinco de la tarde y pueden terminar a las dos de la mañana… Intentas no hacer ruido ni molestar, pero al final siempre se hace algo”, recapitula el presidente.

Equipo

Por lo tanto, esta asociación getxotarra es el nexo de unión para los aficionados al rol y también a los juegos de mesa, pues las partidas de Monopoly y de Rummikub también descuentan horas al reloj. “Con estos juegos acabas socializando. No es como en los videojuegos, que no se interactúa tanto, en los de mesa y de rol hay que interactuar por narices”, destaca Jonay. “Y una vez que empiezas, ya no puedes parar, ¿eh?”, avisa este getxotarra.

“La gente suele pensar que está Dragones y Mazmorras y poco más, pero hay un montón. Por pura probabilidad, alguno va a tener algo que te guste: ya sea una serie de reglas para interpretar, para peleas, una mezcla de ambas, una ausencia de ambas…”, explica Jonay. “Nosotros tenemos la broma de que aquí aprendes a hacer mates…”, asegura Rakel. “Sí, sí, en plan: Pero, me han engañado, esto no es un juego, son matemáticas”, intercede su aliado en la asociación. Todo ello, solamente, sentados en torno a una mesa...