La valla colocada alrededor del pinar de Gorliz hace una semana ya sufre desperfectos, porque una parte de ella ha sido derribada. El cercado fue instalado como medida para controlar mejor los accesos -y también las salidas- a esta zona de esparcimiento y tratar de evitar, así, que se produjeran macrobotellones y peleas entre jóvenes, pero en menos de siete días, el alambrado ha sido forzado a lo largo de unos metros y está caído. La polémica regresa de nuevo a este lugar de Uribe Kosta.

El pasado 30 de junio tuvo lugar una nueva quedada masiva de jóvenes en el pinar que derivó en altercados y con la intervención de la policía y fue poco después cuando la alcaldesa de Gorliz, Nagore Utxupi, desveló que la Diputación procedería a vallar el perímetro "para entorpecer" la entrada al recinto o, "más que nada, controlar los accesos". Es decir, la idea era que las autoridades pudieran vigilar de una manera más efectiva el pinar o que, en el caso de que tuviera lugar alguna actuación policial, los jóvenes no pudieran huir del recinto de una manera sencilla. El miércoles pasado, los operarios procedían a instalar unos 200 metros de alambrado, pero el pasado lunes, parte de la valla ya se había venido abajo por la fuerza. Muchos vecinos lamentan este episodio y sostienen que, de todas formas, la altura de la verja -de aproximadamente 1,20 metros- no servía de mucho. Otros tienen claro que el derribo se "veía venir" y hay quien asegura que "poner puertas al campo" nunca es la solución. "Gastar dinero sin sentido", era otro de los comentarios en redes sociales. "Mucho ha durado", ironizaba otro. "Solo era cuestión de tiempo", apuntaba otro más. Así que el pinar de Gorliz sigue en el punto de mira pero la decisión de cerrarlo continúa descartada.

Los residentes en la zona están cansados del comportamiento de los adolescentes en el pinar. Ya el pasado verano se sucedieron los problemas y este año, la situación no parece mejorar: una gran cantidad de chavales que se juntan y montan allí su particular fiesta. Beben y a veces se pelean. Esas broncas son grabadas con teléfonos móviles y empiezan a circular sin freno por Internet. Uno de los últimos vídeos captura una pelea entre chicas que se tiran de pelo y se dan puñetazos. Pero uno de los sucesos más graves acaeció el 3 de abril. Ocho jóvenes -seis de ellos menores- fueron detenidos por su implicación en varias agresiones. Una de las víctimas, también menor y, según fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco, llegó a perder la consciencia a causa de los golpes recibidos y tuvo que ser atendida en un centro hospitalario. Al parecer, le golpearon y patearon y llegó a caer rodando por una colina. Cuando estaba en el suelo, continuaron agrediéndola.

Prohibición

Y estas son las peores consecuencias de los macrobotellones, pero hay más, porque el pinar se queda sucio, se daña este entorno natural, se producen molestias a los que viven cerca... Los vecinos lo tienen claro y demandan más vigilancia y más multas ante actitudes incívicas. El lehendakari, Iñigo Urkullu, ya insistió la pasada semana en que los botellones están prohibidos, pero aun así, esta medida se incluyó específicamente entre las restricciones en vigor por la pandemia.

El Ayuntamiento gorliztarra, por su parte, ampliará el número de agentes del cuerpo policial. "Vamos a contratar a tres policías locales más. Esperemos que se pueda hacer pronto, cuanto antes", señaló la primera edil. Desde el Consistorio ya se pidió ayuda el verano pasado para contar con más policía en este lugar. La oposición, además, enfatizaba que se trataba de "un problema supramunicipal". Así, dos patrullas de la Ertzaintza comenzaron a supervisar este punto durante todos los días y ese operativo es el que perdura hoy en día.