Hasta la Grecia clásica, cuna del teatro, viajarán este sábado, por medio de una representación artística, jóvenes del grupo de teatro de la Fundación Fidias, con sede en Leioa, con motivo de la celebración del Día Mundial de esta disciplina artística. Para ello realizarán una performance en la sala Yimby de Bilbao (18.30 horas) que trasladará al público hasta el Partenón de Atenas con una adaptación de la obra de Aristófanes, Lisístrata, representada por primera vez en el 411 a. C.

En concreto, se trata de una obra en clave de comedia que describe la primera huelga sexual de la historia llevada a cabo por mujeres debido a las continuas luchas que mantenían los hombres de Atenas y Esparta, y que buscan poner fin a la guerra del Peloponeso a través de un pacto de abstención sexual., en colaboración con el Museo de Reproducciones de Bilbao, con la que el grupo de teatro de Fidias, que apuesta por la integración y el desarrollo interpersonal de los jóvenes a través de las artes, pretende homenajear a todas las personas que crean o disfrutan de la cultura. Una representación

"Qué mejor vehículo para conmemorar el Día Mundial del Teatro que una obra clásica griega, lugar de origen del teatro, un arte que, a pesar de todas las pandemias y las catástrofes que nos sobrevengan, siempre prevalecerá dando aliento al pueblo", expone David Alday, educador y dinamizador socioeducativo y cultural de la fundación.

Por medio de música en directo, estatuas que caminan en el mundo de los vivos, mujeres poderosas y decisiones inequívocas sorprenderán a los espectadores gracias a un trabajo teatral desarrollado a lo largo de todo un año. "La acción consiste en una instalación de seis estatuas griegas vivientes acompañadas por un chelo y un violín", explica Alday.

De esta manera, primero se contextualizará la obra en el escaparate de la sala bilbaina sobre la acción que se va a desarrollar en el interior. Seguido, dará comienzo la performance al ritmo de la música de Puccini en Madame Butterfly performanceUn bel di vedremo. En ese momento, los jóvenes actores y actrices crearán una atmósfera de paz y relajación que inundará el ambiente, mientras que el espectador percibe una sensación de ansiedad por la falta de movimiento y acción de las estatuas. Unos sentimientos que representarán simbólicamente "cómo las mujeres esperaban durante años a que llegasen o no sus maridos de la guerra", apunta.

Posteriormente, los intérpretes desarrollarán una coreografía a través de un elemento rojo que representará la guerra del Peloponeso y además simularán una batalla con dos soldados luchando a través de distintas técnicas del teatro físico como resistencias, velocidades, alturas, etc. Una pugna que acabará con un potente mensaje final, extrapolable 2.500 años después, sobre la inercia de los actos violentos de los hombres y la ruptura de la idea de las mujeres únicamente como espectadoras en el mundo, demostrando que también pueden proponer otras maneras de hacer las cosas.