Los actuales gerentes del restaurante del molino de Aixerrota no han aguantado los golpes crueles de la pandemia y se encuentran inmersos en un proceso concursal que duele, más si cabe, cuando llevaban 30 años al frente de este establecimiento, que, sin embargo, no asiste a su cierre definitivo. Otros hosteleros volverán a abrirlo, aunque lo difícil de saber es cuándo. Y es que se trata de un espacio municipal y, por lo tanto, funciona a través de una licencia para su explotación como bar-restaurante que otorga el Ayuntamiento de Getxo. De momento, la intención del Consistorio, como explica el concejal de Contratación, Patrimonio y Vivienda, Álvaro González, es "buscar una nueva sociedad que se haga cargo de la concesión actual", como fórmula que prevé la ley. Si no, se pasará a iniciar un nuevo proceso de adjudicación.

Los responsables del restaurante Cubita han convertido este lugar, situado en un enclave privilegiado, en una referencia gastronómica tanto en la localidad getxotarra como fuera. Sin embargo, no han podido superar las terribles consecuencias económicas del coronavirus y han entrado en un concurso de acreedores con parte de sus doce trabajadores en ERTE. "El 14 de diciembre de 2020 se declaró el concurso voluntario y se designó administrador concursal, con quien nos hemos reunido recientemente para conocer el estado del procedimiento concursal. Actualmente, este se encuentra en fase común, analizado la masa pasiva (deudas) y activa (patrimonio) de la sociedad y en negociación con la plantilla de doce personas, algunas de ellas en situación actual de ERTE", corroboró el edil de Contratación, Patrimonio y Vivienda en sesión plenaria.

Ante este panorama, y siendo el Consistorio el responsable final del espacio hostelero, la pretensión es conseguir unos nuevos gerentes que, además, puedan hacerse cargo de los contratos del personal actual. "A petición del administrador concursal designado por el juzgado mercantil, e incluso, pudiendo ir a la resolución del contrato -porque así lo expresan los pliegos cuando ese incurre en concurso de acreedores- y con el objetivo principal de dar continuidad a la mayor parte de la plantilla, hemos acordado con él agotar el plazo máximo que otorga la ley concursal para buscar un nueva sociedad que se haga cargo de la concesión actual antes de proceder a la resolución del contrato", señaló González.

En caso de que ningún hostelero herede -quedarían siete años más la posibilidad de cinco prorrogas de un año cada una-, se iniciaría un nuevo proceso de adjudicación, lo que dilataría el periodo de tiempo de cierre del restaurante. "Como Ayuntamiento, solo nos queda respetar los diversos procedimientos administrativos y judiciales pendiente de resolverse y, en el caso que finalmente haya que proceder a la resolución de la concesión, asumir la custodia, cuidado y mantenimiento del edificio e iniciar el nuevo procedimiento para la adjudicación de una nueva concesión", admitió el concejal responsable del área.

La conservación del molino

Obtener la explotación de un negocio hostelero en un lugar tan especial como el molino de Aixerrota siempre ha conllevado realizar tareas de cuidado del monumento en sí. "Cualquier concesión realizada sobre un bien patrimonial del Ayuntamiento tiene como finalidad mantener vivo el bien a través de las acciones de mantenimiento que se encomiendan a la concesionaria", matizó González. De ahí que entre los grupos políticos de la oposición exista preocupación sobre cómo afectará toda esta situación a la salud del molino.