E una manera u otra, Javier Liñera (Getxo, 21-II-1975) pone en escena "las realidades que vivieron unas personas para que ahora tengamos los derechos que tenemos y la libertad con la que vivimos". Por ellas, alzó el telón de forma magistral en la obra teatral Barro Rojo, la historia de un hombre homosexual que fue encerrado en un campo de concentración nazi y, más tarde, en una cárcel española por eso, por ser gay. Una función que recorrió medio mundo y que aupó a Liñera, creador e intérprete, a una nominación al Premio Max como Mejor Autor RevelaciónEl artista poliédrico se fija ahora en Sylvia Rivera, que estuvo al frente de la revolución por los derechos LGBTQ en Estados Unidos, pero no lo hace sobre las tablas, lo hace con un libro con el que ha ganado un certamen a nivel estatal: el Premio Jesús Campos para textos teatrales, convocado por la Asociación de Autoras y Autores de Teatro.

El jurado de este concurso valora la calidad literaria del texto Yo no quiero ser Sylvia Rivera, la complejidad estructural y el riesgo escénico que propone. Asimismo, destaca la capacidad para conjugar los diálogos de tono poético, de ácido humor y estilo documental. Todo ello para reivindicar el movimiento transexual a partir de la historia real de Sylvia Rivera. "Yo no quería hacer un biopic", puntualiza Liñera. Por eso, en su trabajo se centra en los disturbios de Stonewall Inn, en lo que pasó, en lo que quedó y a lo que llevó. Stonewall Inn era un bar de ambiente ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village. En una redada policial para controlar la venta de alcohol durante la noche del 27 al 28 de junio de 1969, los agentes obligan a los asistentes a mostrar su documentación, y, cuando le llega el turno a Sylvia, un policía le pregunta si es hombre o mujer. Ella se siente molesta e intenta agredirle. Sylvia, junto a sus amigas, entre las que está Marsha P. Johnson, son arrestadas por no llevar tres prendas de ropa de hombre acorde a su identificación, algo que dicta la ley. A partir de ahí, se suceden días de protestas en las calles que son consideradas como el origen del Orgullo.

"Es un texto que trata sobre los disturbios de Stonewall Inn, aunque no he puesto el foco en los altercados en sí solamente, sino en qué revolución fue aquella que, de repente, se convierte en un Pride He querido, además, poner la atención en lo trans, porque se acabó perdiendo en la rebelión. Sylvia y Marsha fueron las primeras que se pusieron delante de las pancartas y la gente que tenía mucha pluma también, pero luego fueron relegadas, porque se quiso dar una imagen del movimiento gay de otro tipo: con chicos blancos más masculinizados€", señala el artista getxotarra. Y es que, según trasladan algunas crónicas, la "radicalidad y la defensa de lo marginal" de Sylvia y Marsha "incomodaban al resto del colectivo". De hecho, en 1973, durante la celebración del Pride de Nueva York, Sylvia subió al escenario y desafió a los hombres gays blancos que menospreciaban al movimiento trans y lo habían trasladado a un segundo plano. "A mí, la figura de Sylvia Rivera me llama la atención desde hace bastantes años, me interesa lo controvertido del personaje, porque era muy dispar, tenía unas ideas y luego hacía otras€ Me gusta, además, cómo se expresaba", explica Liñera.

Esa inquietud motivó la redacción de esta obra que acabó en manos del jurado de un concurso. "Cuando llegó el confinamiento, pensé: Necesito dinero. Y tuve mucha suerte de ganar", confiesa el getxotarra, residente en Sopela, que gracias al premio, ha conseguido 3.000 euros y la edición de un libro por parte de Ediciones Antigona. Así que el texto teatral Yo no quiero ser Sylvia Rivera está ya publicado en un momento en el que este creador se enfrenta a otro desafío: el de dirigir su gran primera función teatral.

Nervios, nervios...

Liñera estrenará Antonia el martes en el Teatro Arriaga -también se podrá ver el miércoles-. "Es lo primero que dirijo de forma profesional y estoy nervioso. Me meto en un nuevo camino. Los nervios no me los quita nadie€", admite. Es una pieza también escrita por él que presenta a un escritor que ha sido diagnosticado con una enfermedad rara que le dejará sin recuerdos.

"He partido de dos o tres personajes reales para crear la ficción. Hablo de una enfermedad rara, que me he inventado yo, y por la que te quedas sin recuerdos. Lo hago, sobre todo, para hacer una alegoría: ¿Qué pasa si te quedas sin recuerdos? ¿Qué pasa si tu relato fundacional como persona desaparece?", se cuestiona el artista. Pasado, presente, futuro, realidad, ficción... se entrelazan en este proyecto en el que hay un guiño a esas personas que siempre desea poner en valor. Como hizo con los homosexuales en la Alemania nazi o la España franquista o con Sylvia Rivera. "Mezclo un personaje con Álvaro Retana, un escritor de la República que era controvertido; en ningún caso decía que estaba enfermo y tenía que curarse o que tenía que seguir los roles masculinos de la época", indica Liñera, en plena efervescencia artística. En un momento hiperactivo. De los que gustan.

Javier Liñera ha ganado el premio por un texto teatral que parte de Sylvia Rivera, pionera defensora de los derechos del colectivo trans

La obra 'Antonia' se podrá ver mañana y el miércoles en el Arriaga; "Es lo primero que dirijo de forma profesional y estoy nervioso", confiesa