La música penetra hasta las emociones y ejerce como motor sensorial para activar las sensaciones y mejorar el estado de salud y bienestar. Por eso, desde hace siete años, los berangoztarras Iñaki González e Itxaso Lemóniz se afanan en estimular la mente de los enfermos de la Asociación de párkinson de Bizkaia (Asparbi) a través de la musicoterapia y la terapia vocal. Una terapia que aporta numerosos beneficios psicológicos y físicos. “El simple hecho de saber controlar la respiración y aprender a dar una nota musical puede llegar a redundar en algo tan cotidiano como poder levantarse del sofá”, asegura Iñaki González. Así que no les pide que “canten como Pavarotti”, sino que los “ejercicios les sirvan para mejorar su día a día”.

Sus clases presenciales en la asociación, todos los martes y jueves, suponían una auténtica inyección de estímulos y vitalidad para los enfermos hasta que llegó la pandemia y se tuvieron que suspender. Un jarro de agua fría que ni mucho menos les hizo desistir. “No podíamos dejar a la gente sin actividad”, afirma González, consciente de que desde el jueves que termina la clase hasta la siguiente pasan cuatro días. “En ese periodo de tiempo observamos un descenso de las capacidades, así que imagina ocho meses...”, argumenta.

Es por ello que cuando llegó el confinamiento Iñaki e Itxaso decidieron dar una vuelta de tuerca a sus lecciones manteniéndolas de forma virtual a través de las nuevas tecnologías. “Se nos ocurrió la idea de elegir diferentes estilos musicales y canciones y vestirnos a juego para grabarnos en vídeo y enviárselo a los alumnos con el fin de que se preparasen la misma actuación y nos enviasen el resultado”, explica González.

Un auténtico desafío para los enfermos y sus familias, que han tenido que adaptarse sobre la marcha a las nuevas tecnologías pero que han superado con nota. “Sabíamos que iba a ser duro adaptarse, pero ese ha sido su gran mérito en esta actividad. Además, han intervenido todas las familias porque había que buscar la canción, aprenderla, vestirse acorde, arreglarse las canas, etc.”, señala Iñaki emocionado.

Premio Elkarlan

Una actividad que ha obtenido una repercusión que ha superado las expectativas, dejando de ser una simple tarea para convertirse en un proyecto de cogeneración de valor público. Así al menos lo ha entendido el Gobierno vasco, que ha galardonado a Asparbi en los premios Elkarlan 2020 gracias a esta iniciativa de musicoterapia y terapia vocal on line denominada Yo También Canto-Nik ere Abesten Dut.

En total han participado 34 familias afectadas de párkinson de Bizkaia cuyas aportaciones a través de vídeos, audios, saludos, ánimos, etc. han logrado un clima de empatía, solidaridad y compañerismo excepcional, destacan desde la asociación. “Por vuestra culpa me he contagiado de una enfermedad..., ¿Sabéis el nombre? Se llama Asparbi y tiene síntomas diferentes al covid-19: brota por mi cuerpo, con más fuerza que nunca, la ilusión, el ánimo, la lucha, el esfuerzo. Sangre nueva que impulsa con fuerza mi corazón y que os quiere contagiar también a vosotros para seguir adelante. Gracias por haberme contagiado”, elogia González.

Gala virtual

Sobre esta línea, la implicación de Iñaki e Itxaso trasciende sus responsabilidades. Por eso el pasado 11 de abril, coincidiendo con el Día Mundial de párkinson, organizaron en su casa de Berango una original gala virtual formada por maniquíes, vestidos como los miembros del coro de Asparbi. Con trabajo y dedicación se las ingeniaron para realizar un concierto desde su terraza con el vecindario de su localidad como público que aplaudió con entusiasmo.

Por su parte, la responsable de la asociación, Begoña Díez, se muestra “muy orgullosa” por el reconocimiento. “Es un premio para las personas socias y familias que están participado en el proyecto de musicoterapia y terapia vocal on line, verdaderas protagonistas, junto a los profesionales que lo han hecho posible; ejemplos de superación ante las adversidades, compañerismo e ilusión”, subraya.

Ante la incertidumbre y el temor, la entidad ha sabido reinventarse para aprovechar nuevas oportunidades de intervención social. “La pandemia ha condicionado enormemente nuestra actividad. De 150 socios que tenemos, tras el estado de alarma solo han estado viniendo entre cincuenta y sesenta. Muchos de no podían acudir como habitualmente en un transporte colectivo, unido a la obligación del uso de la mascarilla, el no poder ingerir alimentos en la asociación..., hemos extremado las medidas sanitarias, pero es complicado, hay gente que tiene miedo. Sin embargo, los que están asistiendo lo hacen con mucho ánimo”, afirma. Y, en cuanto a las clases virtuales, asegura que Iñaki e Itxaso han sabido “mantener la ilusión” de los usuarios.

Por último, con la mirada puesta en volver a subirse algún día a un escenario junto a sus alumnos para una representación, Iñaki les pide que “apoyen sus cabezas en aquellos que les reconfortan: mujeres, maridos o hijos e hijas”, sin “desfallecer” y que “eliminen de su vocabulario la palabra desánimo”. “Luchar por seguir adelante, por vosotros y vuestras familias”, concluye.