"Hay gente que tiene como referencia a nuestra asociación y apenas empezó el confinamiento ya hubo una persona que me escribió para decirme que se había quedado sin trabajo y que vivía al día. Luego, fueron llegando más solicitudes de ayuda. Yo, al ser persona de riesgo, no puedo estar saliendo, y pensé a ver cómo podía hacerles llegar alimentos a estas personas; y así nos inventamos esta cadena de favores. Como tengo ya a personas conocidas en muchos sitios, empezamos a generar el plan de que vecinos de un mismo barrio pudieran ayudarse entre sí", cometa Anabel, venezolana que no duda en apoyar a sus compatriotas y a otros extranjeros que atraviesan dificultades. "No es que a nadie le sobre, pero yo dije a mis conocidos que si tenían algo para compartir, si reciben algo de Cruz Roja o si tienen un kilo de arroz o lentejas que dar a una familia€ Y se fueron sumando personas: tanto las que nos solicitaban alimento como las que querían donar. Y estamos generando una cadena muy linda con la que hemos cubierto a las personas que nos han solicitado", se alegra esta vecina de Plentzia.

Además, los favores también han podido ser en forma de dinero. "Personas y amigos que saben que colaboramos con el que lo necesita han hecho donaciones económicas también y así hemos hecho llegar a las familias con niños 10 euros, que es poco, pero al menos para que tengan para comprar algo de proteína, como carne, pollo€ Ya que lo que se dona suele ser pasta, arroz, legumbres... Al menos para que puedan comprar algo con proteínas. Y es una satisfacción muy grande porque al menos este mes hemos podido repartir 250 euros entre 25 familias", explica contenta Anabel.

Y es que los niños están en el corazón de esta entidad social que nació hace justo tres años. Su presidenta, con la colaboración de sus hijos, impulsa diversas acciones, como recogida de material deportivo y ropa, para que niños de aquí y de allá tengan más motivos para sonreír. De hecho, los más pequeños también son los protagonistas de otra de las iniciativas de Sonrisas y Sueños durante esta cuarentena, ya que Anabel abrió en las redes sociales de su organización una ventana de la esperanza. En ella, aparecen niños a los que ayuda con sus dibujos y mensajes de ánimo. "En Navidad hacemos una fiesta infantil y vi que los niños que fueron a la última hacían ahora dibujos con el arcoíris y le pedí a uno que me mandara uno. Luego empezaron a enviarme los otros niños. Incluso la sobrina de mi esposo, que está en Italia, quiso mandarme", señala. Así, las sonrisas de esta ONG se multiplican.