La Mancomunidad de Durango sigue sin espacio donde ofrecer los cursos de formación para el empleo de behargintza. Lleva así desde julio, cuando tuvo que abandonar el edificio del pentágono, inmueble donde el Ayuntamiento quiso ubicar a las asociaciones locales que hasta ese momento, habían ejercido su labor en el clausurado Pinondo Etxea. Esta decisión derivó en un amargo debate entre ambas instituciones. Ayer, la administración local dio a conocer que ha ofrecido al ente mancomunando, como posible solución, instalarse en otro edificio dentro de la misma zona de Intxaurrondo para poder ofrecer los mencionados cursos. No obstante, esta opción no ha sido bien recibida en el ente mancomunado. "En este momento seguimos valorando todas las opciones porque lo que tenemos sobre la mesa no cumple con las necesidades de Behargintza Durangaldea, tal y como ya se comunicó al Ayuntamiento de Durango en la reunión mantenida", explicó Mireia Elkoroiribe, presidenta de la Mancomunidad.

El Ayuntamiento decidió que behargintza no siguiera en el pentágono tras la clausura de Pinondo Etxea. Graves problemas en la estructura de ese inmueble aconsejaban prohibir el acceso a su interior. El equipo de gobierno decidió entonces reubicar a las asociaciones que se ubicaban allí, en el octógono de Intxaurrondo.

Ahora, el Consistorio ha ofrecido a la Mancomunidad cinco aulas en la misma zona de Intxaurrondo para desarrollar los cursos de behargintza (cuatro en FP Básica y una en la EPA) "respondiendo así a las necesidades que dichos cursos requieren". De momento, y a la espera de la respuesta de la Mancomunidad, los problemas para impartir los cursos que venía ofreciendo behargintza en el pentágono siguen sin solucionarse. "Seguimos trabajando y estudiando cuidadosamente todas las alternativas y próximamente comunicaremos todos los detalles de la solución alcanzada", zanjó Elkoroiribe.

Fue el pasado 16 de julio cuando el Consistorio dio a conocer su intención de acondicionar el inmueble de la discordia para ofrecer nuevos espacios a los colectivos de la localidad. Para conseguirlo, solicitó a la Mancomunidad el desalojo inmediato de las instalaciones, ya que a partir del día 27, el Ayuntamiento pasaría a tomar parte exclusiva del inmueble. El 30 de julio se dio el paso final con el cambio de cerraduras en las instalaciones. "Se ha decidido poner fin a más de veinte años de uso pacífico, consensuado y consentido de unas instalaciones que dan servicio a un centenar de personas en su intento de formarse y orientarse para acceder al mercado laboral", criticó Iñaki Totorikaguena, presidente de la comisión de Desarrollo Local.