COMO vienen haciendo desde hace más de una década, los alumnos del centro de enseñanza Maristak de Durango afrontaron ayer su primer día de clase intentando superar un reto. Los 540 jóvenes visualizaron previamente un vídeo donde se recogían testimonios de diferentes personas (un africano, un sirio, un palestino, un homosexual y la investigadora de Gorilas en la niebla, Jane Goodall, entre otros) con el propósito de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer yo para tender puentes? “A raíz de la polémica del Open Arms se nos ocurrió plantear este reto donde los alumnos deberán de crear un puente de conexión entre personas”, explicó Dani Irazola, director de Maristak, quien añadió que “muchos alumnos vienen con la arena de la playa en los pies y nos gusta empezar el curso con esta actividad para que asuman la metodología que se aplica en el centro”.

Consolidada en el centro durangarra, la jornada inaugural contó con gran expectación del alumnado. Así, de 8.00 a 10.00 horas los 540 alumnos tuvieron que dividirse en equipos de cuatro o cinco integrantes. Fue entonces cuando cada equipo creó un contrato de trabajo para llevar a cabo el proyecto. Una vez constituidos los grupos, los alumnos trabajaron en equipo para diseñar los puentes y resolver el reto en equipos. Como marca la dirección, todos los grupos dispusieron de los mismos materiales: cincuenta palos de pinchos morunos, cuatro gomas elásticas, dos pajitas, cuatro palos depresores (abatelenguas que utiliza el médico) y cuerda. Del total de proyectos presentados -cerca de 150 puentes- fueron los propios estudiantes los encargados de elegir los 25 más interesantes. Así, cada aula estuvo representada por un proyecto que tuvo que probar en el patio y ante la atenta mirada de alumnos y profesores, si todo funcionaba según lo planteado a primera hora. Los puentes debían de soportar un peso y cuidar el diseño. “Es complicado que el puente tenga una estabilidad con este material. Imagínate el nivel del resto si el nuestro ha sido el mejor de la clase”, explicó entre risas Jon Rodríguez, alumno de segundo de Bachillerato junto al resto de sus compañeros.

la unidad construye puentes La mayoría de jóvenes remarcaron la falta de material para llevar a cabo el proyecto. Sin duda alguna esta fue la mayor dificultad que se toparon los alumnos a la hora de diseñar los puentes. “Nos han dado poca cosa y lo más complicado ha sido amarrar los palos con la cuerda y que se mantengan firmes”, comentaron Oier Gómez y César González, estudiantes de Mecanizado que quisieron decorar su proyecto con dos mensajes: El orgullo construye muros; la unidad construye puentes. y Detrás de los sueños siempre hay esfuerzos que la gente no ve. Finalmente, cuatro grupos, uno por cada etapa, recibieron como premio vales para poder hacer compras de comercio justo.