Abando y San Francisco son los dos barrios de Bilbao que deben estar en la agenda de prioridades para corregir el desequilibrio entre contaminación y zonas verdes de manera que la primera se pueda neutralizar. Un estudio realizado en la UPV/EHU ha definido un índice con el que evaluar los desajustes entre la oferta y la demanda de tres servicios de los ecosistemas (retención de escorrentías, purificación del aire y enfriamiento) proporcionados por diferentes espacios verdes y azules urbanos, para definir objetivos específicos en futuros procesos de planificación. Coincidiendo con el Día del Mundial del Medio Ambiente celebrado ayer, Beatriz Fernández de Manuel, investigadora del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU y de la Cátedra Unesco sobre Desarrollo Sostenible y Educación Ambiental, pone en valor la posibilidad de ajustar la oferta de los servicios del ecosistema y el volumen de contaminación para buscar el equilibrio ambiental.Los resultados de este estudio pionero en Euskadi y en Europa son muy recientes. Las conclusiones de sus autoras han sido trasladadas a las autoridades competentes para que en función de los parámetros obtenidos puedan introducir los valores correctores adecuados en la ciudad. Esto, sin dejar de lado que “si tenemos mucha contaminación, por mucha zona verde que pongamos tampoco vamos a ser capaces de amortiguarla, pero hay otros factores como la movilidad sostenible que pueden influir”, precisa la investigadora.

Precisamente, y en el caso de Bilbao, el análisis de este nuevo índice pone de manifiesto que siendo Abando y San Francisco dos barrios muy diferentes participan de una misma deficiencia, lo que indicaría que la corrección no depende tanto de una inversión económica como de una planificación de los recursos ambientales. Para la realización del estudio, Fernández de Manuel ha contado con la colaboración del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Bilbao que le ha proporcionado información de los parques y zonas verdes que existen en la villa y dónde se distribuyen.

Abando está entre las zonas prioritarias de verde. Foto: Oskar M. Bernal

El estudio profundiza en cómo los ecosistemas urbanos contribuyen a reducir los impactos y las presiones asociados al desarrollo urbano. Dado que las sociedades urbanas se están alejando de los ecosistemas naturales de los que dependen, los ecosistemas urbanos están adquiriendo más importancia que nunca para el bienestar de las personas, así como la infraestructura verde -compuesta de espacios verdes y azules urbanos- tiene importantes implicaciones para el futuro de las ciudades porque es un puente de gran relevancia entre la naturaleza y las personas. La infraestructura verde se define como una red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales con características ambientales diseñadas y gestionadas para ofrecer una amplia gama de servicios de los ecosistemas, es decir, beneficios que las personas obtienen de la naturaleza.

“Más allá de proporcionarnos espacios para el ocio y el recreo, debido a esa sensación de bienestar que genera estar cerca de una zona verde, las infraestructuras verdes urbanas también proporcionan servicios ecosistémicos relevantes, como la purificación del aire, la regulación de la temperatura urbana o la retención de la escorrentía -afirma Beatriz Fernández de Manuel-. Gestionando mejor los espacios verdes, los parques y las zonas más naturales en las ciudades, se puede mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas que viven en esas ciudades”.

Partiendo del hecho de que las superficies urbanas impermeables favorecen la escorrentía superficial provocada por las precipitaciones, sin embargo, los espacios verdes urbanos con una densa cubierta vegetal tienen una mayor capacidad de intercepción e infiltración, y proporcionan una prevención natural de las inundaciones. Además, estas zonas también aumentan la capacidad de depuración del aire, ya que la cubierta vegetal influye en la absorción, dispersión y deposición de contaminantes.

Pero no solo eso, la investigadora añade que la vegetación también puede reducir la temperatura del aire en el entorno circundante al proporcionar sombra bajo las copas de los árboles y mediante el proceso de evapotranspiración durante el día.

San Francisco necesita más verde. Foto: Oskar M. Bernal

El estudio realizado por Beatriz Fernández de Manuel propone un nuevo indicador de la eficacia de la infraestructura verde urbana basado en la evaluación de los servicios de los ecosistemas: “Se trata de un índice que permite evaluar la calidad de la infraestructura verde que ya tienen hoy en día los municipios, o planificar nuevos elementos de infraestructura verde en su urbanismo”.

La investigadora remarca la importancia de priorizar los lugares donde incidir en ese sentido: “¿Dónde hay que intervenir primero, en qué zona de la ciudad? ¿Qué barrios son los que están más desfavorecidos? ¿Por qué hay más desajustes entre la oferta y demanda de servicios? Este índice es una herramienta de priorización de actuaciones en relación al urbanismo”.

Desajuste

Las investigadoras han analizado los desajustes entre la oferta y la demanda de los citados tres servicios ecosistémicos en Bilbao, en el ámbito de los barrios urbanos, y “los resultados indican que existe un claro desajuste entre la oferta y la demanda de servicios ecosistémicos en la zona de estudio”, afirma Fernández de Manuel.

El índice analizado puede ser aplicado a cualquier barrio de cualquier municipio europeo o vasco, porque está ajustado a escala de barrio. “Dentro de una ciudad las características de cada barrio pueden ser diferentes, y, además, es preciso tener en cuenta la población de cada uno de ellos”, señala.

Las investigadoras tienen previsto “seguir estudiando más servicios, porque los espacios verdes y azules de los municipios proporcionan más de tres servicios como, por ejemplo, el servicio de almacenamiento de carbono, que ayuda en la mitigación del cambio climático; el servicio de recreo, que favorece el ocio de las personas que viven allí, etc. Continuaremos desarrollando metodologías para llevar a cabo las evaluaciones de todos ellos”, concluye.

“Las infraestructuras verdes también purifican el aire y regulan la temperatura urbana”

Investigadora de Biología