Pau Sarrate guarda fantásticos recuerdos de su paso por Bilbao con el Circo Italiano, el año pasado. “Me encanta y a mis padres también. Siempre aprovechan cuando estamos allí para venir a verme porque les gusta mucho”, reconoce desde Laredo, donde están instalados estos días, tras pasar por Gasteiz. Está siendo un año difícil para la familia circense, después de un confinamiento que les dejó tres meses varados en Beasain. “Hay mucha incertidumbre. Antes cerrabas la gira con seis meses de antelación y ahora no puedes hacer planes más allá de quince días”, explica. Con la mitad de aforo, uso obligatorio de mascarillas y todas las medidas de seguridad necesarias, siguen conquistando al público con la magia, las carcajadas y la emoción que el circo siempre despliega bajo su carpa.

No conocía Aste Nagusia cuando Pau y el resto de la troupe llegaron a Bilbao en 2019. “Me impresionó mucho, a todos los niveles; hasta el nivel de limpieza a las 6.00 de la mañana. Era impresionante ver al equipo trabajando y cómo dejaban todo”, echa la mirada atrás. Entre todos aquellos días, en su corazón se ha hecho un merecido hueco la visita que todos los años hace el circo a los niños ingresados en el hospital de Basurto, al igual que actuar en la Casa de la Misericordia, tradición que el Circo Italiano, con la sexta generación ya en la pista, cumplió con gusto. “Son experiencias que a uno le llenan mucho, el recuerdo que tengo es maravilloso”, reconoce. Aunque en Aste Nagusia tienen que pelear con un programa festivo cargado de actividades -“si solo hay circo, todo el mundo va al circo; si no tienes que convencer a la gente de que deje de hacer otras cosas, que además son gratuitas, para venir”-, señala que Bilbao “es una gran plaza, junto con Zaragoza y Sevilla. El enclave en el Parque Etxebarria es magnífico, sube muchísima gente”. El boca a boca, en su caso, funciona muy bien. “Vamos de menos a más; los primeros días hay menos gente pero luego van hablando y hablando...”. Cuando los focos se apagaban y se retiraba el maquillaje de Paute, su alter ego sobre el escenario, Pau también se dejaba arrastrar por el inconfundible ambiente festivo del Casco Viejo, junto a sus amigos bilbainos, “sobre todo por la mañana, porque por la tarde tenía función”. También quemó alguna noche. “He sido un poco crápula y algo me queda; poco, ya sin alcohol, solo con refrescos”, bromea.

De hecho, su intención era recalar en Bilbao, como lo hicieron en Gasteiz cuando debían haberse celebrado las fiestas de La Blanca, pero la suspensión de todas las actividades de esta semana les hizo llegar hasta Laredo. “Es una actividad que se puede hacer, tomando todas las medidas de seguridad: 50% de aforo, control de temperatura y toma de teléfonos de contacto a todos los asistentes al entrar, mascarillas, geles... Y, sobre todo, cero contacto de los artistas con el público. Las seguimos a rajatabla; nos va el negocio en ello y a mucha gente le va la vida. Sí o sí, hay que ser responsables”. Quizá uno de los aspectos que más ha modificado la crisis sanitaria bajo la carpa. “Los artistas no llevamos mascarilla cuando estamos en la pista y mantenemos una distancia de tres o cuatro metros con los espectadores. Hemos dejado de hacer números con público. Hoy por hoy, la gente viene muy tranquila y está funcionando bien. Yo creo que se podría haber hecho en Bilbao. Imagino que se habrá optado por suspender todas las actividades. Y mejor, visto que ahora Bizkaia es la que se encuentra en peor situación”, reflexiona. No puede evitar un irrefrenable optimismo. “Hay que mirar el lado positivo; el año que viene será increíble”, confía Pau.

Confinados en Beasain

Las medidas para tratar de frenar los rebrotes han traspasado la carpa y se han colado también en el día a día de esta gran familia que es el circo. “Somos un pequeño poblado donde todos nos relacionamos mucho; estábamos acostumbrados, por ejemplo, a comer juntos. Apenas nos relacionamos con el exterior; solo salimos a comprar y hemos empezado a llevar siempre la mascarilla puesta. Tenemos personas de riesgo y solo con que entre alguien con un caso puede ser muy peligroso. Aquí la cadena de contagio sería muy rápida porque de una caravana a otra apenas hay tres metros. Hemos dejado de relacionarnos mucho entre nosotros”, explica.

La pandemia del coronavirus sorprendió al Circo Italiano recién llegados a Beasain. Ni siquiera llegaron a debutar antes de que se declarara el estado de alarma. Allí se quedaron varados durante tres meses. “Algún artista se marchó, otros habían comprado billetes pero les suspendieron los vuelos... Estábamos sesenta personas y apenas nos veíamos, cada uno estábamos en nuestra caravana”. Debutaron en junio, “por necesidad”, en la propia Beasain, a la que siguió Donostia. “Fueron semanas muy difíciles porque justo después del confinamiento la gente estaba todavía muy temerosa”, rememora. La entrada comenzó a animarse algo en Ondarroa y Gernika, y terminó por estabilizarse en Gasteiz y ahora en Laredo. “La gente está viendo que, en esta nueva normalidad, si todo el mundo hace lo que tiene que hacer, se puede seguir yendo a ver un espectáculo de circo donde se mantienen las medidas de seguridad”, explica. Los propios artistas también se han tenido que apretar el cinturón. “Yo mismo me he bajado el caché a la mitad y hay parte de la plantilla que está en ERTE”. Con todo, el Circo Italiano sigue ofreciendo su magia como siempre ha hecho. “Mucha comicidad, payasos y números de calidad”, finaliza Pau Sarrate.

“Cuesta encontrar plazas”. “Cuesta más que otros años encontrar plazas donde actuar; sobre todo, estamos encontrado donde ya hemos estado, donde hay menos nivel de contagios... Tenemos ya asumido que a más de quince días vista no podemos dar nada por cerrado. La semana que viene, por ejemplo, teníamos pensado ir a Barakaldo, pero se ha pospuesto”, explicó Sarrate.

Próximos destinos. Laudio, Logroño -donde también se han suspendido las fiestas de San Mateo-, León... Pau no se atreve a ir mucho más allá. “Antes cerrábamos las plazas con seis meses de antelación pero ahora es imposible”, reconoce.

“No conocía Aste Nagusia hasta que fuimos hace dos años y me impresionó mucho, a todos los niveles; fue una maravilla”

“Seguimos las medidas de higiene a rajatabla; nos va el negocio en ello y a mucha gente le va la vida”

Artista del Circo Italiano