Bilbao - Un malla compuesta por casi 9.000 columnas de grava de un metro de diámetro, que ya empiezan a estar ubicadas por debajo del fondo del canal de Deusto, será la sólida base sobre la que crecerá a lo ancho la isla de Zorrotzaurre. Una compleja obra de construcción auspiciada por la Autoridad Portuaria de Bilbao (APB), que inició esta fase clave junto al puente Frank Gehry y que permitirá generar cerca de 52.000 metros cuadrados de superficie, la extensión de 7,5 campos de fútbol como el de San Mamés. “Parece un proyecto fácil, pero es todo lo contrario”, reconoce el director general de la APB, Carlos Alzaga.

En síntesis, los trabajos consisten en generar una tupida red de columnas por debajo del fondo de la ría hasta alcanzar la roca existente. Así se crea una plataforma compacta de más de cuarenta metros de ancho sobre la que luego será colocada una hilera de muro prefabricado de hormigón, que deberá aguantar los rellenos que conformen la futura superficie ganada al canal de Deusto.

Esa ancha zapata, que sostendrá muros y rellenos, está siendo construida con una técnica novedosa en Euskadi: crear columnas de grava inyectándolas en el terreno. Esta fórmula de tratamiento de mejora es habitual en tierra, pero hay pocas empresas en el mundo capaces de ejecutarla en medios acuáticos, lo que ha obligado a recurrir a una plataforma flotante o pontona que ya opera en el canal. Alzaga indicó que “no podíamos ir a una excavación tradicional, hincando pilotes tras extraer el material que hay en los fondos, porque esos lodos y limos que íbamos a encontrar no son buenos, es terreno poco competente”.

Con aire comprimido Desde hace dos semanas se repite la misma rutina. Una alta grúa en tierra recoge la grava depositada en el muelle y la descarga en la tolva de alimentación de la pontona ubicada en medio del canal. Este material pétreo sube hasta el depósito situado en la parte superior del mástil mediante mangueras y desde allí es impulsado hasta la punta inferior del tubo que, al introducirse en un orificio previamente perforado mediante vibraciones, lo libera y forma las columnas de grava.

El proceso es continuo desde abajo hacia arriba y conforme la grava cae, con la ayuda de aire comprimido en el orificio, el vibrador ubicado en la punta del mástil lo compacta y ensancha contra el terreno existente.

La profundidad que alcanzan los pilotes varía en función de dónde esté la roca sobre la que se asentarán. Por ejemplo, la profundidad del lugar donde trabaja ahora la pontona varía entre cinco y diez metros por debajo del fondo. Según baje por el cauce, la profundidad aumentará hasta llegar en algún punto a los 18 metros, el equivalente a un edificio de viviendas de seis alturas.

La red de columnas es tupida para asegurar su fortaleza. Contará con 16 filas de pilotes de un metro de diámetro, separadas entre ellas por dos metros. Estas 16 hileras se prolongarán a lo largo de los dos ámbitos de actuación. Un relleno se ubica aguas arriba del canal, con cerca de 650 metros de largo, junto al puente de Frank Gehry que da continuación al encauzamiento generado con la apertura del canal. La otra ampliación se ubica aguas abajo, frente a la sede de IDOM. Este segundo tramo mide 750 metros. Es decir, dos alargadas redes que sumarán casi 9.000 columnas que una encima de otra alcanzarían una altura de setenta kilómetros, con lo que llegarían a la mesosfera, donde se encuentra la capa de ozono.

El director de la APB explicó que “por la gran cantidad de columnas que hay que construir y la complejidad técnica que requiere, se prevé que, solo esta fase, se extienda hasta el verano de 2020”.

Sin embargo, aún resta más labor hasta completar los 22 meses de obra previstos en el contrato firmado con las empresas constructoras Acciona y Altuna y Uria y terminar la encomienda para junio de 2021. La siguiente fase consistirá en la colocación de los muros de hormigón que delimitarán la nueva orilla izquierda del canal. Serán piezas prefabricadas que serán colocadas sobre la base de pilotes de grava y servirán para aguantar los rellenos. Sin embargo, no se llenará todo el hueco que quede entre Zorro-tzaurre y la pared artificial a lo largo de los 1.400 metros que suman los dos ámbitos de actuación. Alzaga desveló que “sí se va a depositar una capa de piedras, como si fuera un talud contra el paramento, es una capa de filtro necesaria, pero el resto del hueco no se rellenará”, porque “como en el futuro en estas zonas se van a construir edificios con aparcamientos subterráneos, no es lógico rellenar estos tramos para luego tener que excavar”. El espacio libre será ensanchado en todo el lineal “y si en un futuro es necesario rellenarlos, las constructoras correspondientes lo acometerán”, concluyó Alzaga.