LAS personas sin hogar están entre nosotros pero son invisibles. Están tan invisibilizadas que ni siquiera nos las encontramos en una esquina de una calle comercial o en la puerta de un supermercado pidiendo limosna. Según un estudio sobre la mendicidad en Bilbao, la mayor parte de las personas que día tras día piden una moneda o una ayuda a los transeúntes no son personas sin hogar: “Tres de cada cuatro personas que ejercen la mendicidad tienen alojamiento”, se afirma tajantemente en el informe elaborado por Bizitegi y el equipo de intervención en calle del Ayuntamiento de Bilbao, que concluye que la mendicidad está asociada a otros tipos de pobreza, pero no a la exclusión residencial más grave.

Las conclusiones del informe -que es el cuarto sobre mendicidad en la capital vizcaina realizado desde 2014- rompen con la idea preconcebida de que las personas sin hogar son “esos indigentes que se pasan la vida tirados en la calle pidiendo dinero”. De hecho, la mayor parte -unos dos tercios- de las personas que piden dinero en la calle tienen empadronamiento en la capital vizcaina o en alguna otra ciudad del Estado. El estudio, cuyo objetivo fundamental es comprobar si las personas que ejercen la mendicidad son personas sin hogar y conocer otras características de ellas, ofrece una imagen de los diferentes perfiles de los que piden y, gracias a su elaboración periódica, analiza su evolución. Para elaborar el informe correspondiente a 2019, los trabajadores y voluntarios de Bizitegi y los miembros del equipo de intervención en calle recorrieron los diferentes distritos de Bilbao y entrevistaron a las personas que estaban ejerciendo la mendicidad. Quedaron excluidas las personas que se dedican a la venta -como mecheros, pañuelos de papel o bisutería- y las que realizan algún espectáculo o actividad artística -malabares, por ejemplo- o tocan música, “entendiendo que estas personas no están ejerciendo la mendicidad”.

menos personas Del recorrido de los equipos autores del informe y de las entrevistas realizadas se deduce que alrededor de 90 personas “ejercen la mendicidad de manera simultánea en las calles de Bilbao”. Esta cifra evidencia una reducción paulatina en el número de personas abocadas a esta actividad, ya que en el informe de 2014 se localizó a 188 personas, en el de 2015 a 151, y en el de 2017 se contabilizaron 97. Los autores del informe, no obstante, reconocen que en realidad “hay más gente realizando esta actividad en las calles de Bilbao”, pero existen diversas dificultades para localizarlas -cambian de ubicación habitualmente y es complicado hacerles un seguimiento- o son reacias a hablar con los investigadores. Este es el caso, por ejemplo, de las mujeres de origen rumano, que se niegan a aportar datos sobre sí mismas y la actividad que realizan. Se asume que hay un número indeterminado de personas ejerciendo la mendicidad de forma itinerante -por terrazas y bares, principalmente-, que deben ser tenidas en cuenta para obtener una imagen fidedigna.

En cuanto a las zonas de Bilbao donde se ejerce la mendicidad, el informe resalta que la mayor concentración de personas que apelan a la solidaridad en la calle se da en el distrito 6 -Abando-, donde se ubican diariamente más de la mitad -el 51,1%- de quienes piden limosna. Se trata de una zona céntrica, con un elevado número de comercios y establecimientos y que, por lo tanto, ofrece muchos puntos estratégicos para ejercer la mendicidad “por el gran número de ciudadanos que pasan por los mismos”.

Por el contrario, las zonas con menor número de personas ejerciendo la mendicidad son el distrito 2 -Uribarri- y el 3 -Otxarkoaga-Txurdinaga-. Asimismo, las puertas de supermercados, comercios y entidades bancarias son los lugares más habituales en los que se sitúan estas personas que, además, ejercen la mendicidad durante el horario de apertura de estos establecimientos y acaban siendo una presencia habitual al acudir allí durante meses.

Sobre el origen de los que mendigan el informe señala que el 37,3% de las personas a las que se entrevistó para el estudio de 2019 tienen nacionalidad española, el 34,4% proceden de África y el 28,3% de Europa. Entre los africanos, el 82,6% es de origen nigeriano y también se han localizado personas de Marruecos, Camerún, Ghana y Senegal. En el grupo de personas extranjeras procedentes de Europa predominan los rumanos, pero también hay de Portugal, Lituania, Francia, Alemania y Bulgaria.

rentas insuficientes En las conclusiones del informe se menciona que entre las personas que piden en las calles de Bilbao hay un grupo de hombres de nacionalidad española “que a pesar de percibir alguna ayuda económica refieren no ser suficiente para pasar el mes y por ello ejercen la mendicidad”. De las personas entrevistadas, el 16,4% tiene ingresos estables derivados de ayudas sociales o pensiones no contributivas, por ejemplo; y el 71,6% no recibe ningún ingreso económico.

Por lo que respecta al objetivo principal del estudio realizado por Bizitegi -determinar la relación entre las personas sin hogar y la mendicidad-, se señala que, con algunas fluctuaciones, la media durante el intervalo de la muestra revela que aproximadamente una cuarta parte de las personas que mendigan en las calles de Bilbao son personas sin hogar. Tras constatar que tres de cada cuatro personas que están en la calle pidiendo tienen algún lugar en el que vivir, los autores del informe se preguntan dónde están la mayor parte del día esas otras personas que carecen de hogar y que, en el caso de pernoctar en algún centro o albergue, solo pueden acudir allí a pasar la noche. “Puede ser -dicen las conclusiones del informe- que estén en la biblioteca leyendo el periódico, dando un paseo por Portugalete, comiendo, en la plaza con sus amigos, tomando un café en la mesa de al lado, paseando a tus perros, haciendo un curso, rezando en el templo, comiendo una paella en la playa, viendo la tele en un bar, dándole conversación a un abuelo en el parque, en el polideportivo, tomando un trago con sus colegas, haciendo cola para montar en el autobús, en el súper haciendo la compra, en San Mamés, en el centro de salud, abriéndote la puerta de la discoteca? También puede ser que estén solas, enfermas, borrachas, tristes, golpeadas, escondidas? En definitiva, después de seis años de estudio podemos decir dos cosas sobre las personas sin hogar: que no te suelen pedir dinero cuando paseas por Bilbao y que son invisibles”.