TODOS somos de diferentes ámbitos y trabajamos en cosas diferentes, pero tenemos en común nuestro mayor entretenimiento: la moto”, decía ayer el presidente y coordinador del grupo GS Euskadi, Iñigo Brunet, antes de dar comienzo a una nueva aventura. Confesó que su pasión por las motos llegó tarde, pero este hecho no le ha impedido soñar a lo grande. Hace tres años, él y otros amigos pensaron que el mejor método para romper con la rutina era cruzar fronteras a todo gas. Por eso, en 2017 hicieron su primera escapada a África y el pasado año viajaron hasta Turquía. Tras concluir este viaje ya tenían planeado el siguiente destino: Rusia. Ayer ocho de sus miembros se concentraron en la explanada del Guggenheim para dar comienzo a 17 días sobre dos ruedas, después de que la concejala de Deporte y Juventud del Ayuntamiento de Bilbao, Oihane Agirregoitia, diese el banderazo de salida.

Durante el trayecto tendrán que hacer frente a las inclemencias del tiempo y a momentos complicados. “Cuando fuimos a África, nos dimos cuenta de que las cosas no eran como en Europa. Hay mucha corrupción policial en las fronteras, militares que presentan síntomas de embriaguez... Pero se lleva con mucha calma”, apuntó el presidente. Esta vez tratarán de disfrutar de la larga ruta y de conocer todos los destinos por los que pasarán con sus motos. En sus maletas llevan lo justo y lo necesario. “Hay que coger solamente lo imprescindible. Ropa de cambio y algo para hacer turismo, aunque luego la mitad nos sobre porque la mayoría del tiempo estaremos vestidos con el mono”, relató Brunet.

Visita a Chernóbil Los ocho llegarán en moto en la primera etapa hasta Barcelona. Allí las subirán a un ferri hasta Italia, para poner rumbo al destino marcado. Pasarán por Serbia y Croacia, entre muchos otros países, pero harán una parada especial en Chernóbil. “Durante los viajes nos gusta visitar lugares que tengan un interés histórico”, comentó Brunet.

Entre sus compañeros de ruta se encuentra Javier Gil que desde el año pasado forma parte del grupo de viajeros. “Todo lo que hacemos es por la pasión que sentimos por las motos, conocer sitios y pasar un rato agradable entre amigos”, aseguró Gil. Otro de los integrantes es Iñigo Larequi, que acudió a la despedida con su madre que se mostró nerviosa. “Cada vez que se sube a una moto lo paso muy mal y peor lo paso cuando sé que va a estar muchos días fuera de casa”, afirmó Karmele de Juan, quien confesó que lleva días sin dormir, pero respeta la pasión que siente su hijo por las motos. “Le encantan desde pequeño y es muy responsable, pero también puede pasar que si tiene algún accidente no sea por su culpa. Hay mucha gente que no respeta a los motoristas y eso me preocupa, pero tengo que ser optimista y dejar que disfrute estas semanas porque es lo que le gusta”, admitió.

Durante los 17 días todos se comunicarán con sus familiares para que conozcan el estado en el que se encuentran. “Eso me deja más tranquila. Además, tengo la experiencia de los otros dos viajes y sé que todo va a salir bien, pero hasta que no vuelva a casa no me voy a quedar tranquila”, concluyó De Juan.