Bilbao - La sociedad concesionaria de la nueva Termibus de Bilbao ha solicitado ya al Ayuntamiento de la villa la aprobación del proyecto constructivo del nuevo edificio que se levantará por encima de la estación de autobuses soterrada. Un bloque esquinero de once plantas entre las calles Pérez Galdós y Gurtubay que albergará una residencia de estudiantes, en la fachada que mira al hospital de Basurto, y un hotel, en la parte orientada a los rascacielos de Garellano.

Aunque en un inicio estaba previsto que este edificio de servicios tardara un tiempo en ser levantado tras la apertura de la estación subterránea y la urbanización de la gran superficie que se generará por encima, finalmente no será así.

La Sociedad Concesionaria Intermodal de Bilbao, cuyo accionariado ostenta el grupo Amenabar al 100%, ha decidido seguir del tirón y construir el edificio que ya empieza a despuntar por encima de la cota de la calle Gurtubay. Fuentes del Ayuntamiento indicaron a DEIA que se visará en las próximas semanas el proyecto constructivo presentado para que se puedan construir las nueve pisos que irán por encima de las dos plantas inferiores.

Estos dos niveles más bajos, de los que ya se están levantando pilares y soleras, son responsabilidad del Ayuntamiento de Bilbao, ya que será a través de la planta a ras de calle por donde entrarán y saldrán los viajeros que utilicen la estación de autobuses. Junto a los accesos que se abrirán tanto desde la explanada que se va a generar como desde la calle Gurtubay, se habilitará una pequeña zona comercial y las entradas a un gimnasio que se va habilitar en el segundo nivel, al hotel y a la residencia estudiantil.

En la segunda planta convergerán también todas las instalaciones necesarias para el funcionamiento adecuado de la terminal de autobuses y el estacionamiento de vehículos con 528 parcelas que se habilitará en las plantas más profundas, la -3 y la -4. En este espacio irán fundamentalmente todo lo referente a climatización, sistemas eléctricos y demás necesidades técnicas.

Fuentes municipales indicaron que “una vez concluidas estas dos plantas necesarias, para poder inaugurar la nueva estación de autobuses, se seguirá con el edificio”.

Un bloque muy especial ya que aunque su huella ocupará 5.000 de los casi 17.500 metros cuadrados que sumará la nueva explanada pública, el edificio se va a conformar solo en dos laterales de veinte metros de ancho cada uno, lo que aportará más ligereza a la construcción que, eso sí, se elevará hasta los ochenta metros de altura.

La mayor superficie la ocupará el ala de la residencia de estudiantes que cubrirá casi todo el lateral de la calle Gurtubay, con cerca de 69 metros de longitud de fachada. El hotel ocupará menos frente, casi 53 metros, que se asomarán a la calle Pérez Galdós. Las previsiones de la concesionaria en su proyecto original eran que en el plazo de año y medio podía culminarse el inmueble con la intención de estrenar la residencia universitaria el próximo curso 2020-2021.

Cumplir plazos Pero antes, la concesionaria tiene que apretar el acelerador para cumplir los plazos comprometidos con el Ayuntamiento tanto para concluir la obra civil de la estación como la posterior habilitación de los servicios interiores de las taquillas, sala de espera, consignas y oficinas que necesitarán las compañías de autobuses que operen en Termibus.

Asier Abaunza anunció en febrero que para finales de mayo estarán concluidos los trabajos de construcción. Todo un reto temporal que la concesionaria quiere cumplir, por lo que está imprimiendo a los trabajos un ritmo frenético desde hace varios meses, incluso con turnos de trabajo nocturnos. El movimiento acarreando material de las seis grúas distribuidas por el solar que antaño ocupó la original Termibus es constante a todas horas.

Ayer mismo, cerca de treinta operarios a la vez trabajaban en el armazón de hormigón que constituirá el suelo de la zona de la futura plaza más cercana a la Termibus provisional actual. Mientras tanto, otras cuarenta personas trabajaban en las plantas más bajas del futuro edificio, a la vez que otros compañeros creaban los niveles inferiores de la estación que todavía quedan por generar en el lado de la calle Luis Briñas, el último en vaciarse de tierra. Además, a esta numerosa plantilla que se veía desde la calle hay que sumar los empleados que trabajan en el acondicionamiento de las instalaciones y servicios interiores de la estación, incluidas las treinta dársenas donde aparcarán los autobuses.