BILBAO - Se estrenó en política en una plaza fuerte como concejal portavoz de EH Bildu. Incluso fue la más joven del pleno en su primera legislatura, ¿en algún momento le superó la situación?

-Siempre he dicho que para mí el Ayuntamiento no era un espacio desconocido. Mi aita había sido concejal y había venido muchas veces. Parte de las personas del consistorio ya las conocía, así que nunca me ha parecido un sitio lejano. Es verdad que al principio te impone pero enseguida me sentí muy cómoda y enseguida vi que tenía capacidad para hacer el trabajo que me habían encomendado.

¿Qué le supuso cambiar del activismo político de calle al institucional?

-Sobre todo la exposición pública, que la gente te reconozca. Me di cuenta muy muy al principio, porque nosotros partimos de una presión mediática muy fuerte con todo el tema de la ilegalización de Bildu y yo estaba en la primera línea desde el primer momento. Y, luego, el hecho de que hay que ser muy rigurosos a la hora de escoger las palabras y, sobre todo, en algunos temas que son muy delicados. Lo difícil es cuando no estás de acuerdo con el equipo de gobierno y tienes que argumentarlo, los medios de comunicación que no dan a tu mensaje la misma repercusión...

¿Qué estereotipos políticos se le han caído?

-Creo que a mí se me han caído y yo he hecho que a otros se les cayeran en cuanto a lo que yo represento. Lo que he aprendido aquí sobre todo es que detrás de cualquier posición política hay una persona. Independientemente de que la posición política esté más cercana o alejada a la mía, hay una persona. Y, desde lo personal se puede avanzar muchísimo y es lo que he aprendido con el resto cargos públicos y de personal del Ayuntamiento. Si incidiéramos más en lo personal, podríamos avanzar mucho más en lo político. Yo siempre he dicho que cuando entré en el Ayuntamiento no conocía a nadie del PP, en mi entorno no había nadie que se presentara como cargo público o votante. Era mi realidad. A día de hoy tengo que decir que conozco a mucha gente del PP, que aprecio y gente que considero que es un valor en este Ayuntamiento. Así que sí, para mí se han caído estereotipos y yo también he hecho que a otros se les cayeran.

Resulta curioso que mientras casi todos los partidos tienden a rejuvenecer sus listas en el caso de EH Bildu va a recuperar a una histórica para encabezar la lista del Ayuntamiento. Ha pasado lo mismo con Otegi y con Aizpurua. ¿Estamos en un bucle?

-Nosotros entramos en el Ayuntamiento con Txema Azkuenaga de portavoz en unas circunstancias en las que más de 40.000 personas no se pudieron presentar. Arnaldo nunca se fue de la política, lo secuestraron y lo metieron en la cárcel seis años, sino nunca hubiera desaparecido de la primera línea de la política. Y en el caso de Jone Goirizelaia tenemos claro que, donde hay gente que ve retroceso, EH Bildu a nivel nacional hemos hecho una apuesta muy fuerte por Bilbao y traemos una primera espada, una persona con una trayectoria política y profesional intachable. Su apuesta es determinante para que se entienda que Bilbao es una plaza muy fuerte. Tenemos un proyecto urbano para Bilbao y una candidata que conoce, desde lo que sucede en el palco de San Mamés, al turno de oficio. Creemos que vamos a traer mucho realismo de Bilbao al Ayuntamiento. Me sorprende la lectura que se hace.

Quizás porque usted cambió la imagen de Bildu y se puede interpretar que quieren volver a lo de siempre.

-No creo que es así. Cuando se dice que yo he cambiado la imagen de Bildu no es eso, es que yo soy así y era así cuando me eligieron. Siempre he sido así y con esta impronta he hecho mi trabajo, cada uno tiene la suya. Muchas veces se intenta escorar el perfil de Jone, no sé con qué intención, hacia un estereotipo cuando Jone Goirizelaia lo único que ha hecho en su vida es dedicarse a ser abogada de un montón de causas y acompasarlo con la dedicación a la política. Los militantes le hemos pedido y ella ha aceptado ser la candidata. Nosotros no vetamos a nadie y pensamos que puede ser mejor alcaldesa de lo que lo están haciendo otros. Además en nuestros estatutos está que los cargos están 8 años, hay excepciones, pero yo no me quiero acoger. No dejo la política y seguiré vinculada a EH Bildu.

¿Le pidieron seguir?

-Sí. Pero ya dije hace cuatro años que no iba a estar más de 8 años. Otra cosa es que cuando estabilice mi vida esté dispuesta a volver.

Como dijo Larraitz Ugarte, ¿la política es más dura de lo que la gente se cree?

-Creo que no. Creo que somos unos privilegiados. No voy a decir que no se trabaja, pero como en otros muchos trabajos y no se tienen estas condiciones. Por tanto, es una trabajo con mucha presión, exposición pública... pero con unas condiciones, por ejemplo de remuneración, que no conecta con la realidad de los trabajadores de a pie de calle. Siempre he dicho que difícilmente podemos conectar con algunas problemáticas si cobramos, como es mi caso 4.200 euros, lo que pasa es que en Eh Bildu tenemos otros criterios y yo cobro menos de la mitad.

Lloró cuando murió Azkuna, se emocionó con Areso, se le vio apenada con la marcha de Barkala...

-Y con Mikel Álvarez y con mi compañero Lander...

Con sus compañeros es más normal. ¿Cómo lo tomaban en su partido?

-Ya me conocen y saben que expreso mis emociones. Somos personas y el roce personal estrecha las relaciones. Yo me llevo muy buenos amigos del Ayuntamiento.

¿Qué cree que ha aportado?

-Creo que bastante normalidad. He sido muy crítica y dura pero en el trabajo del día a día creo que he sido fácil. He sido muy rigurosa.

¿Qué va a echar de menos?

-El debate de los plenos que me encanta y conocer los entresijos de Bilbao.