Frente al Teatro Arriaga una hilera de bicicletas rojiblancas recarga energía en silencio. Es media tarde y el trajín de hombres y mujeres, tanto para recoger como para entregar una de las bicis, es constante. No hace falta quedarse más de diez minutos observando la escena para entender que el sistema instalado e implantado por el Ayuntamiento es un éxito.

Olatz Bolinaga es de Bilbao y dice llevar usando las bicicletas municipales desde hace muchos años. “¡Eran azules!”, recuerda. Asegura que le parecen “una buena solución a la movilidad y a la rapidez” que demanda para moverse por la ciudad. Además, apunta que es una manera de ser activo.

Preguntada por las maneras de mejorar el servicio, asegura que hay que poner el foco sobre los propios usuarios: “Si hay un bidegorri, tienes que ir por el bidegorri. Si vas de noche, tienes que llevar algo reflectante. Y si eres ciclista y vas por la carretera, párate en los semáforos”. “La gente hace lo que se le pone en la punta de la nariz”, se lamenta, “vamos con una bicicleta que pesa bastante y no somos conscientes de lo que estamos manejando”.

Esta usuaria sí que propone alguna mejora en la aplicación que utilizan para gestionar el servicio: “Sí que sería interesante que tuviese algunas mejoras. Por ejemplo, una opción para poder reportar incidencias con las propias bicis a la hora de retirarlas o devolverlas”.

“a veces hay escasez” Simón Agirre es de Hernani, pero vive en Bilbao y utiliza estas bicicletas desde hace unos meses. “Me decidí cuando empezaron a funcionar las actuales bicicletas eléctricas”, relata a DEIA, “el servicio me parece que está muy bien, pero es verdad que hay muchas bicicletas que están bastante mal. Y también hay veces que se ve una cierta escasez de bicicletas. Igual vas a uno de los puntos de recogida y te encuentras con que no hay ninguna para coger”.

Él es de los que utilizan estas bicicletas todos los días. “Yo, hoy en día, para moverme por Bilbao es raro que coja el metro. Me organizo para funcionar con estas bicicletas”, sentencia. Aunque se queja de que “a Bilbao todavía le falta mucho para estar bien preparada para las bicicletas”.

Esther Lorda y Andrea Sánchez son dos amigas que también apuestan por la bicicleta como medio de transporte urbano. De hecho, ambas alternan el uso de sus bicicletas particulares con las del Ayuntamiento de Bilbao. “Creo que son supercómodas”, celebra Esther, “al ser eléctricas vienen genial para las cuestas. Para moverte por Bilbao está muy bien porque tienes muchos puntos donde cogerlas y dejarlas”. Andrea, en cambio, confiesa que ella tiene dificultades para acceder a una de las bicicletas municipales: “Para ser sinceros, en el punto de bicicletas que tengo cerca de mi casa muchas veces no tienes ninguna para coger. Es una lástima. Me gustaría que hubiese más disponibilidad de bicicletas en los puntos de anclaje”.

Las dos están acostumbradas a pedalear, con o sin la ayuda del motor eléctrico, pero también aseguran que Bilbao no es todo lo amable que podría con el ciclista: “Se va mejorando, pero es complicado”. Andrea, por su parte, explica cuál es el criterio que sigue para optar por su propia bicicleta o por una de las públicas: “Yo voy a trabajar en bicicleta, así que la pública la uso todos los días. Los fines de semana, para el ocio, utilizo mi bicicleta particular. He de decir que mi bicicleta es más cómoda que estas, pero se agradece que sean eléctricas”.