Bilbao - En pocas ocasiones una ciudad tiene la capacidad de cambiar su geografía. De que la siguiente edición de su callejero o la visión a vista de pájaro de Google maps presente una mutación profunda y radical. Por eso el día de ayer fue histórico en Bilbao.

Zorrotzaurre se ha convertido en isla y se ha generado un nuevo tramo fluvial para mejorar la capacidad de acoger agua en la cuenca del Nervión y minimizar inundaciones o aguadutxos.

A todo ello se suma culminar el canal de Deusto, una obra que ya se pensó en acometer antes de la Guerra Civil, que finalmente se inició en los años 60 y que quedó inconclusa generando la ensenada que durante décadas atendió la actividad de la Autoridad Portuaria de Bilbao.

Y es que los casi dos kilómetros de lengua de agua que entraban hasta ayer en la margen derecha de la ría, fueron proyectados como una nueva vía de paso para la ría para así evitar la cerrada curva del cauce en Olabeaga y dar una salida a la botadura de los cada vez más grandes buques que construían los extintos Astilleros Euskalduna. La idea original pretendía después rellenar de tierra el curso natural de la ría y que el canal de Deusto se quedara como el único paso fluvial de embarcaciones. Es decir, Zorrotzaurre no iba a ser isla. Pero no pudo ser. El terreno fangoso hallado en la excavación a la altura de donde ayer conectaron las aguas del canal y la ría, y la previsión de los astilleros de abandonar la construcción de grandes barcos supuso que las autoridades de la época se conformarán con los muelles generados.

Trufado de dificultades Ayer se escenificó la conexión fluvial como culmen de un proyecto constructivo que se inició en un lejano mayo de 2014 y que ha estado trufado de problemas, retrasos y dificultades. El entonces concejal de Obras y Servicios, José Luis Sabas, vendió que “la obra de siglo” iba a estar concluida en 16 meses, es decir, que en septiembre de 2015 el agua fluiría por el nuevo cauce y por debajo del puente que iba a servir de cordón umbilical a los vecinos y trabajadores de Zorrotzaurre.

No fue así. Las firmas que componían el grupo de empresas que se adjudicaron las obras sí acometieron el tendido del viaducto y la construcción de los profundos apoyos que aguantarán los paseos ribereños. Los problemas vinieron cuando el Ayuntamiento introdujo modificaciones en el proyecto medioambiental tras detectar problemas serios en la construcción del puente. Las empresas abandonaron las obras al no llegar a un acuerdo con el consistorio lo que obligó a abrir un nuevo concurso público con la demora que ello supuso en tiempo y plazos.

Pero no quedó ahí la cosa. Adjudicada la excavación del gran solar la contrata ganadora también rechazó acometer el tajo, esta vez por problemas internos, lo que supuso más retrasos. Fue en otoño del pasado año cuando, las firmas que quedaron segundas, asumieron la excavación final y lo han hecho según los planes previstos. De hecho, el proceso de retirada de la gran porción de terreno de 490 de largo por 75 de ancho y diez de profundidad se ha ejecutado de forma intachable, incluso en la extracción de tierra bajo el puente Gehry, el punto más crítico de todo el tajo. Los cálculos dicen que en un mes, el agua discurrirá sin obstáculo alguno y que todo el proyecto concluirá en marzo.