A la entrada del pequeño barrio de Katadio, de Orozko, rodeada por un bosquecillo de robles, hayas y algún fresno, se alza la ermita de San Adrián y Santiago. El sencillo templo tiene planta rectangular, muros de mampostería, sillería en las esquinas y cuenta con una espadaña construida en 1943 con un vano que alberga la campana. Sus dimensiones apenas superan los 13x6 metros y tradicionalmente abre sus puertas al culto cada 25 de julio en torno a la festividad de Santiago Apóstol. En líneas generales, su estado de conservación es bueno, aunque la asociación sin ánimo de lucro BEL (Bizkaiko Ermiten Lagunak) circunscrita únicamente a la provincia de Bizkaia, puso sus ojos en ella para empezar con su cometido de recuperar estas edificaciones religiosas al comprobar que "la cubierta a dos aguas precisa de urgente reparación pues las goteras son ya importantes y hay que preservar la Joya de Katadio. Nos referimos al zeru (cielo), es decir al entramado de madera, situado encima del altar y que se encuentra formado por maderas policromadas en tonos rojo y negro y labrada en los extremos de los cabezales de las vigas con cabezas y símbolos de la naturaleza, solares, etc.", explicaba poco después de su fundación, en verano de 2019, en su página web.

Los trabajos de retejado, en forma de auzolan, arrancaron el 24 de noviembre de ese mismo año y se fueron desarrollando poco a poco durante los sucesivos fines de semana, en función de la disponibilidad de las personas que participaban en las tareas. Lo más singular de esta parte de la actuación es que, para financiar la obra, la asociación puso en marcha una campaña que ofrecía la posibilidad de adquirir 16 tejas por una aportación de 10 euros y, a cambio, grabar el nombre del donante en una de esas piezas de cerámica. La iniciativa tuvo muy buena acogida y la sustitución de la cubierta se pudo terminar "justo unos días antes del confinamiento", precisa el presidente de BEL, Iñaki García Uribe.

De manera paralela, y gracias a la labor y experiencia de la restauradora Montse González, también miembro activo de BEL, se ha llevado a cabo la recuperación de un importante elemento patrimonial y artístico como es el singular zeru del interior del templo.

Retomado por los vecinos

La declaración del estado de alarma obligó a paralizar en seco el proyecto que incluía otra serie de mejoras, tanto en las fachadas exteriores como en el interior del templo. Las labores pudieron reanudarse hace solo 4 meses, pero debido a la situación sanitaria y a las restricciones de movilidad, "están siendo ejecutadas, bajo los criterios dados por BEL, por los vecinos del barrio que, al fin y al cabo, forman una burbuja, y no está participando ninguna persona de fuera". A pesar de estas limitaciones, los avances están siendo evidentes. "Han ido revocando las paredes exteriores. De hecho, el domingo 28 de marzo, Santi Sautua y su sobrino Iker Sautua, estaban ya arreglando la última fachada, la que da a la campa", subraya. También se encontraban haciendo masa y acarreando piedra para poder enlosar la entrada de la ermita con una piedra, de gran tamaño y 2.000 kilos de peso, extraída de un terreno anexo y propiedad de un vecino del barrio. "Cuando esté puesta, será como una alfombra natural de entrada al templo", destaca García Uribe.

Entre las tareas programadas que aún hay que realizar se encuentra la consolidación de las esquinas del edificio "ya que no están asentadas con cimientos, sino sobre piedra y barro". Y ya en el interior, falta acabar el banco corrido con forma de L. "La estructura está hecha, pero hay que forrarlo con la madera que ha cedido Maderas Torrezar, empresa de Orozko que también donó los paneles aislantes que se han colocado en la cubierta, debajo de las tejas". Además, hay que finalizar la recuperación del altas pequeño que requiere de ser "raseado y pintado de azul, su color original".

Dada la evolución de la pandemia, y ante la incertidumbre que existe aún de cara los próximos meses, el presidente de la asociación BEL tiene claro que la ermita de San Adrián y Santiago del barrio de Katadio no va a estar lista para el próximo 25 de julio, jornada en la que tradicionalmente se oficia misa en honor a uno de sus santos protectores. "Esa jornada no va a haber fiesta", avanza desde ya el presidente de la agrupación sin ánimo de lucro. Pero a pesar de este contratiempo, Iñaki García Uribe asegura que "no tenemos ninguna urgencia por acabar, aunque ojalá podamos hacer algo para fin de año". Ese sería un buen objetivo, aunque "todo dependerá de la situación sanitaria del covid-19". Lo importante para BEL es "no exponer a riesgos innecesarios a los vecinos del barrio que se están involucrando en la mejora del interior y exterior de su ermita".

"La sustitución de la cubierta terminó justo unos días antes de la declaración del estado de alarma y del inicio del confinamiento"

"Hace cuatro meses se retomaron los trabajos, pero solo están yendo los vecinos del barrio"

Presidente de la Asociación BEL