covid-19 Txomin Bustinzaeste año no abrirá su lonja, en la calle Zabalea 69Galdakaoenseñar su belén.

El galdakoztarra, a pesar de hacerlo "con mucha pena", decidió hace ya bastante tiempo que este año no podría montar su particular nacimiento, lleno de elementos culturales euskaldunes. Lo hizo pensando en que "lo más importante es la salud" y a sabiendas de que "la lonja no es el mejor lugar para que se junten varias personas, porque tampoco hay demasiado espacio", cuenta Bustinza. Pero además, para Txomin, que a sus 83 años no para de pensar en nuevos elementos para añadir a sus futuros belenes, "el objetivo de que vengan a visitar el belén es que cuanta más gente lo vea mejor", porque además, todos los años, Bustinza coloca una hucha a la entrada de la lonja y quienes van a disfrutar desde cerca de los espectaculares montajes del galdakoztarra puedan colaborar en la lucha contra el cáncer, ya que siempre dona lo recaudado a la Asociación Española contra el Cáncer.

No en vano, suele recaudar más de 2.000 euros año tras año. Esa es una de las penas que se le quedan por no poder llevar a cabo lo que con tanta ilusión organiza, "que no podré recaudar dinero para ayudar", pero no tiene duda de que el año que viene, "la gente seguro que colabora más aún, por no haber podido hacerlo este año".

Y es que son cientos y cientos las personas que cada año visitan a Txomin en su propia casa, donde, en la parte baja, su lonja se convierte en uno de los belenes más espectaculares de Bizkaia y sin duda, en uno de los más originales y más trabajados. Y precisamente ganas de trabajar no le faltan a este galdakoztarra.

Ni este año, en el que sabía que seguramente no iba a poder organizar las visitas a su belén, no ha parado de crear en su lonja, que es una mezcla de carpintería y taller en la que lo mismo trabaja con madera, que con piedra, que con metal. Con sus propias manos da forma a decenas de baserris o elementos distribuidos por los pueblos de Bizkaia, como fuentes, casas torre, etc. En mayo sí paró, debido a que "me operaron y tuve que estar sin hacer nada". Pero sus manos continúan trabajando para que el año que viene pueda ser el mejor belén que haya montado nunca.

Para ello, ya ha creado algunos nuevos elementos, como "un baserri de Larrabetzu, otro de Zeberio y un último de Zeanuri". Además sigue con los detalles que tan especial hacen a este nacimiento euskaldun, como trabajar las tejas de cada casita a mano, la madera, o las piedras que va colocando, una a una, hasta dar forma a un belén que parece un pueblo lleno de casas preciosas.

Como el belén de Txomin es de sobra conocido, "ya ha habido mucha gente que me ha preguntado durante este año a ver si lo iba a organizar, y hay gente que hasta me ha llamado", comenta. A pesar de la pena que le ha dado, "no pensé en alternativas porque tampoco tiene sentido que la gente no pueda venir a verlo". Eso sí, como no le gusta parar quieto, "este año por lo menos he montado el árbol de Navidad", cuenta, mientras señala a la terraza de su casa, donde se ve un enorme árbol al que no le falta de nada: luces, adornos...