El sol y el calor animó un día que de por sí ya se adivinaba como uno de los grandes. Y es que eran las personas mayores las que tomaban el protagonismo en una mañana que culminó con la comida popular en la carpa de Kurtzeko plaza y sus consabidos bailables posteriores, donde demostraron que la edad solo es un número, no una condición. Unas 500 personas mayores se reunieron pasadas las 13.00 horas en las inmediaciones de Kurtzeko plaza y en varias filas y en orden fueron pasando a las mesas, dispuestas para la ocasión. Concejales de la Corporación, socias de Erabide y muchas personas jóvenes de las cuadrillas de Galdakao ayudaron en la tarea de servir a los comensales, que disfrutaron como se merecen.

El menú, compuesto por patatas con chorizo, carrilleras con piperrada y tarta de hojaldre, además del vino y el champán lo disfrutaron mesa por mesa, y es que había que coger fuerzas para bailar después. Entre las personas asistentes uno de los grupos estaba formado por, entre otros, las hermanas Arceo: Paula, Elisa, Antonia y su hermano Prudencio. “Con ganas de pasarlo muy bien”; explicaron que “ya es el segundo año que venimos todos juntos y lo pasamos genial”.

Además de comer, la idea era “que el día se alargue y sobre todo, bailar después”, comentaban poco antes de sentarse a la mesa. Al lado, esperaban su turno José Antonio Pasarín, Juan Orellana, Filo Linares y Mari Jiménez, quienes también son asiduos a esta cita de las fiestas. “Venimos todos los años y disfrutamos mucho del ambiente que se forma en la comida y en el baile de después”, explicaban. Hoy se llega al ecuador de los Santakurtzak, y por delante aún queda mucha fiesta.