En el puerto de Bermeo, un grupo de alumnos del CIFP Náutico Pesquero trabaja cada semana para devolver al mar un pedazo de historia local. Son quince jóvenes de Formación Profesional Básica que, martillo en mano, lijan, pintan y reparan el viejo barco Ortube. Lo hacen dentro de un proyecto que cumple ya su tercer año y que ha convertido la restauración de esta embarcación en un aula abierta donde se aprende oficio, responsabilidad y respeto por el patrimonio marítimo.

La alcaldesa de Bermeo, Nadia Nemeh Shomaly, y el teniente de alcalde, Xabier Ortuzar Butrón, han visitado esta mañana el barco para conocer de cerca los avances logrados. Ambos han podido conversar con el alumnado y el profesorado y comprobar cómo la iniciativa, que se desarrolla mediante un convenio entre el centro y el proyecto del Ortube, combina formación práctica y recuperación patrimonial. Los trabajos, iniciados en octubre, continuarán hasta final de curso, con una jornada semanal, habitualmente los miércoles, dedicada íntegramente a la restauración.

“Es muy gratificante ver cómo el esfuerzo conjunto de alumnado, profesorado y voluntariado se traduce en un proyecto vivo, que forma a los jóvenes y preserva parte de nuestra historia marinera”, ha destacado la alcaldesa durante la visita. “El Ortube se ha convertido en un símbolo del aprendizaje práctico y de la colaboración entre instituciones locales”, ha añadido Ortuzar.

Una lección amplia

Guiados por su profesorado y las personas voluntarias del proyecto, los jóvenes aplican en el Ortube los conocimientos adquiridos en el centro: desde el uso de herramientas y materiales hasta la organización del trabajo o las medidas de seguridad. Lo que comenzó como una práctica formativa se ha convertido en una lección más amplia, donde aprenden a colaborar, a concentrarse y a asumir responsabilidades reales. A medida que avanzan en la restauración, el viejo barco vuelve a tomar forma y, con él, se recupera también una parte de la memoria marinera de Bermeo.

El convenio de colaboración entre el Ayuntamiento y el centro náutico, consolidado ya tras tres cursos consecutivos, se ha convertido en un ejemplo de cómo la educación y el patrimonio pueden navegar en la misma dirección.