La vida de Ane Goienetxe, irakasle de Lemoa y pianista, se detuvo de golpe el 27 de julio de 2022. Aquella noche, el coche que conducía colisionó contra un camión y, tras el impacto, permaneció un mes en coma. Entre la penumbra de aquel tiempo suspendido, ella recuerda una imagen nítida: sentada frente a un piano, tocando. Ese hilo de luz —la música— fue lo que, según confiesa, la mantuvo unida a la vida mientras los médicos luchaban por su recuperación. “Yo me veía sola, tocando el piano. Era lo que me tenía unida a la vida”, recuerda.
Tras numerosas operaciones y un largo, muy largo y doloroso proceso de rehabilitación, Ane ha vuelto a sonreír y lo ha hecho del modo que mejor sabe: creando música. Aquel proyecto que comenzó a imaginar y a escribir antes del accidente ha cobrado forma en Itzulera(k) (Regresos), un disco compuesto por seis canciones en euskera que narran su experiencia vital. Un trabajo íntimo y luminoso que estará acompañado de un libro concebido como un testimonio de superación y esperanza.
“El piano fue mi refugio y mi fuerza para seguir adelante”, afirma Ane. “Cada nota representa una batalla ganada, una manera de agradecer a la vida una segunda oportunidad”, añade con una emoción que se refleja en su mirada.
Poder sanador
Su proyecto no solo reivindica el poder sanador de la música, sino que también busca inspirar a quienes atraviesan momentos difíciles. “Me gustaría que este proyecto sirviese para dar fuerza a quienes lo están pasando mal, a quienes se pueden encontrar en un momento delicado y no ven luz. No hay que rendirse, hay que luchar”, asegura.
Con melodías que mezclan sensibilidad y energía, Ane invita a mirar hacia el futuro con ilusión y color, recordando que incluso del mayor silencio puede nacer una nueva melodía. El primer single es Leku Berberan (En el mismo sitio), una canción que habla de regreso, de retomar lo que de golpe se paralizó y que pieza a pieza le ha tocado reconstruir con gran esfuerzo y paciencia. “Desde el accidente he acudido a terapias, a centros de rehabilitación, he pasado ni sé por cuántas consultas, pero sin duda, mi mejor terapia ha sido para mí la música”, asegura.
"Sola, no habría podido"
La joven profesora se dedica este disco a ella misma y a quienes, en este largo camino, le han ayudado a avanzar y reconstruirse. “Sola no lo habría podido conseguir”, se sincera. Para dar forma a este proyecto musical ha contado con unos músicos “maravillosos, los mejores”, aclara con una sonrisa. Endika (guitarra), Unai (guitarra), Amaia (teclista), Ander (batería) y Niki (bajo) la acompañan en este renacer en forma de melodía que ya circula por todas las plataformas digitales y que se estrenará oficialmente el próximo 29 de noviembre en el Lasarte Aretoa de Igorre.
Aunque no sabe a dónde le llevará este proyecto, Ane lo vive sin expectativas. Es profesora —una labor que ejercía antes del accidente y que ahora mismo no puede retomar porque continúa su proceso de recuperación— y es consciente de que dedicarse a la música no es fácil. Aun así, siente que con Itzulera(k) ha logrado su mayor objetivo: cerrar el círculo de la sanación.
Las canciones que ha escrito para este disco están compuestas de letras que reflejan muchas emociones diferentes: una mezcla —explica— de esperanza, rabia, dolor y también de paz. Una historia real, la suya, que gracias a este proyecto cierra una etapa dolorosa y abre otra llena de vida.