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La Amatxu de Begoña saca a relucir sus mejores galas para la tradicional Romería

El 11 de octubre la Virgen luce un manto blanco, símbolo de pureza, y una corona que se coloca en fechas señaladas

La Amatxu de Begoña saca a relucir sus mejores galas para la tradicional RomeríaBorja Guerrero

 La Amatxu de Begoña celebra este sábado uno de sus días grandes. Con motivo de la festividad del Pilar, la Basílica acoge la tradicional Romería en la que este año Iñigo Urkullu, el que fuera lehendakari entre 2012 y 2024, será Romero de Honor. Para una fecha tan señalada como esta, la Amatxu saca a relucir sus mejores galas. Un trabajo del que se encargan personas voluntarias y otras que trabajan durante todo el año en la Basílica como el sacristán Enrique Franco, quien ha contado a este periódico el proceso de vestir a la Virgen.

“La Virgen generalmente está sin manto, pero hay cuatro días al año en los que se le pone: el 15 de agostoy el 11 de octubre el manto blanco, en la Inmaculada uno azul claro y el fin de semana de Pentecostés, el rojo”, detalla. Un ritual que requiere de mucha dedicación y cuidado. “La Virgen es de madera de pino policromada y le solemos dar un tratamiento anticarcoma además de limpiarla suavemente con un plumero. Una vez hecho eso, con mucho cuidado nos subimos a donde está la imagen y le colocamos el manto y la corona que llevan tanto ella como el Niño Jesús que está en su regazo”, explica el sacristán.

Además, en los últimos años este proceso se ha abierto al público y puede verse los días previos a partir de las 19.00 horas. Unas coronas que resisten a los años, ya que son las mismas que se utilizaron por primera vez el 8 de septiembre del año 1900 en la coronación de la Virgen de Begoña. A pesar de ser fieles a la tradición, Enrique Franco reconoce que “la colocación del manto no es lo mejor para la talla, ya que constantemente estamos rozando la policromía y el manto coge mucha humedad”. 

Tradición y simbolismo

El ritual de preparar a la Amatxu de Begoña para las fechas señaladas está cargado de simbolismo y cada pequeño detalle cuenta, incluso la elección de los colores del manto. “El azul siempre ha sido un color mariano, de la Virgen María. El blanco por su parte, siempre se ha relacionado en Europa con la pureza y el rojo, aunque es un poco más aleatorio, siempre se pone en Pentecostés”, explica el religioso. El color blanco del manto, utilizado el día de la Romería, se ha mantenido desde la coronación canónica de hace 125 años.

Además de la colocación del manto y las coronas, los días 15 de agosto y 11 de octubre traen consigo otras tradiciones como ‘la novena’. “Nueve días antes de la fecha de la festividad, después de cada misa se rezan unas oraciones específicas de profundización sobre el misterio de la Virgen María”, apunta el sacristán.

Pero sin duda lo que más trabajo y dedicación requiere es la conservación y puesta a punto del manto que luce la Amatxu. “Son mantos que tienen muchos años, entonces tenemos que mirar que esté todo bien, plancharlos si hace falta y guardarlos en unos cajones con papeles entre medio para que la tela no roce. En ocasiones también los llevamos donde alguna modista para que arregle algún detalle”, añade.

Según explica Enrique Franco, los mantos actuales tienen 10 o 20 años y aunque desconocen quien los elaboró, antiguamente existió una bonita costumbre en la que participaban algunas mujeres. “Las novias que se casaban en Begoña dejaban sus vestidos para que a partir de ellos se pudiese elaborar el manto de la Virgen”, cuenta. De igual manera, también recibían donaciones de otras personas para esta causa. 

Aunque la imagen de la Amatxu de Begoña es uno de los mayores reclamos en fechas tan señaladas como la de este 11 de octubre, el sacristán de la Basílica explica que “vestir a la Virgen es una de las cosas menos importantes, entre comillas, que tenemos que hacer durante los días previos”.

Imagen de la Romería de Begoña de 2024

Serán muchas las personas que durante el sábado se acerquen a la Basílica para celebrar la tradicional Romería y, además de encargarse de la propia Amatxu, deben preparar la ceremonia y todo lo que ella conlleva. “Sobre todo el 15 de agosto y el 11 de octubre suelen ser días muy intensos por la afluencia de gente y tenemos que tener cuidado de que no pase nada. Tenemos que tener las puertas abiertas, señalizar bien qué hacer en caso de cualquier emergencia, tener los accesos disponibles para gente con movilidad reducida, etc”, explica el religioso.

Un día muy importante para todos los fieles que requiere de un gran trabajo para dejarlo todo a punto. A pesar del esfuerzo y la intensidad de los días previos, Enrique Franco vive esta festividad “con mucha ilusión de poder seguir con la tradición”.