Hay quienes quieren dejar bien claros sus principios y deseos hasta en el mismo momento de abandonar este mundo. La barakaldarra Yolanda Roji González murió hace casi seis años, concretamente el 12 de diciembre de 2019 y mostró su inmenso amor a los animales hasta el mismo momento de su muerte. Y es que, esta mujer que pasó sus últimos días en la residencia El Pilar de Barakaldo, dejó en su testamento como herederos universales tanto a la Diputación Foral de Bizkaia como al Ayuntamiento de Barakaldo.
Lo hizo bajo la condición de que ambas instituciones costeasen los gastos de su funeral y de su sepultura y, ahí llega lo realmente entrañable, la creación de un jardín y una guardería dedicada para perros y gatos.
En concreto, lo que Yolanda ha dejado en herencia a las instituciones foral y municipal, es una vivienda ubicada en el barrio de San Vicente y todo el contenido del inmueble, un fondo de pensiones, los fondos existentes en una cuenta bancaria domiciliada en Kutxabank y el contenido de una caja fuerte.
Una vez ambas instituciones tuvieron constancia de que eran beneficiarios de esa herencia, estudiaron a fondo el caso y, finalmente, decidieron aceptar el legado de Yolanda ya que el valor de los bienes heredados supera ampliamente los costes que supone la aceptación de la herencia. De esa herencia, según especifica, la cantidad que se destinará para la ayuda a perros y gatos son 45.000 euros, la cantidad que Yoli tenía en una cuenta en plazo fijo.
Asociación animalista Lagunak
Tras tomar la decisión de aceptar la herencia, tanto la Diputación Foral de Bizkaia como el Ayuntamiento de Barakaldo han dado forma a un convenio por el que darán cumplimiento a las voluntades de esta vecina de la localidad fabril. En concreto, ese convenio marca que el 50% de la herencia corresponderá a la Diputación Foral de Bizkaia y el otro 50% corresponde al Ayuntamiento de Barakaldo. Cuando se resuelva esa parte burocrática y las dos instituciones tengan en su poder todo lo relacionado con la herencia, llegará el momento de poner en marcha los equipamientos para mascotas que deseaba Yolanda Roji.
Para ello, tal y como indican desde el Ayuntamiento de Barakaldo, se buscará trabajar codo con codo con la asociación animalista Lagunak “para dar forma a un proyecto en el que los gatos sean protagonistas como Yolanda quería”.
Una de las iniciativas en las que se trabajará con esta herencia será, por ejemplo, la creación de un cat café, un establecimiento que sirva de oportunidad para que sean adoptados gatos mayores. Otra de las iniciativas que se pondría en marcha sería la creación de nuevos txakurgunes que servirían para completar la red existente en Barakaldo, compuesta actualmente por siete parques caninos. “Para nosotros es un honor recibir por parte de esta vecina el encargo de utilizar su dinero para un proyecto que garantice el bienestar animal”, declaran desde la institución local barakaldarra.
Desde el Consistorio barakaldarra aseguran que ésta es la primera vez que reciben “una herencia de este tipo” en la que entran viviendas y demás bienes. Uno de los antecedentes más similares y conocidos es el de Carlos Ibáñez López, el escritor y peluquero de Lutxana, fallecido en 2006 a los 77 años, dejó en herencia a la institución local fabril un importante fondo documental compuesto por un sinfín de recortes de periódicos, más de 1.600 fotografías del municipio y programas de fiestas de la localidad entre otros. Carlos Ibáñez López cuenta desde 2016 con una calle a su nombre en Lutxana en homenaje a su aportación a la cultura y la historia de la localidad fabril.