Sinónimo de lujo, las mayores fortunas han probado el confort de los Rolls-Royce Phantom. “Es mucho más que un automóvil. Es un fenómeno cultural que refleja e influye en el mundo que lo rodea. Desde sus primeros días, el modelo insignia de la marca ha sido una de las recompensas más deseadas por el éxito y un potente símbolo de poder y prestigio en el escenario mundial”, describe Ruth Hilse, directora de comunicación para Europa central y occidental, Rolls-Royce Motor Cars sobre una línea que conmemora su centenario. Y qué mejor que hacerlo en la Colección Miguel de la Vía de Galdames, que custodia en la Torre Loizaga 45 Rolls-Royce con todos los modelos producidos hasta 1972.
Se trata de un museo único en el mundo, donde la Edad Media” a través de la reconstrucción de la fortaleza y la mecánica “se entrelazan con la historia de una región y el desarrollo del automóvil”, se enorgullece María López-Tapia, descendiente del empresario que hizo de Enkarterri un referente mundial en el mundo del motor y reunió “la colección de Rolls-Royce más completa de Europa”.
En el marco incomparable de la fortaleza de Galdames recordaron que Phantom ocupa una posición inigualable en la cúspide del mundo del lujo. Desde 1925, epítome del éxito que ha transportado a la realeza, líderes, artistas y capitanes de la industria y ha estado presente en algunos de los momentos más significativos de la historia moderna, detallaron, poniendo en valor que toda la gama de Rolls-Royce Phantom encarna “la máxima expresión de influencia, gusto refinado y estilo personal” visible en Torre Loizaga .