En 1896 aparece documentada la primera receta de vino helado del país, una bebida elaborada con unos rudimentarios aparatos formados por una cuba, un recipiente interior donde se depositaba la mezcla, un aspa que la removía y una manivela. Este singular artilugio de madera es conocido en Euskadi con el nombre de garrafa y en otras comunidades se denomina heladera.
En aquella época, los neveros más importantes de toda Bizkaia estaban en el macizo de Itxina y suponían una importante fuente de ingresos para el Ayuntamiento de Orozko. Por ello, la garrafa se convirtió en un instrumento de uso común y habitual en los caseríos de la zona.
Sin embargo, este rudimentario utensilio cayó, poco a poco, en desuso pero la labor y empeño de la asociación cultural Orozkoko Garrafa Elkartea logró, primero, recuperar del olvido más de 300 aparatos que, en muchos de los casos, se encontraban guardados en trasteros. El siguiente gran objetivo fue mantener viva la tradición de elaborar y degustar este bebida refrescante gracias a un concurso anual que se celebra, desde sus inicios, el día de la festividad de San Antolín, patrón de la localidad.
Vigésima edición con 28 garrafas
Y parece que fue ayer, pero el certamen ha alcanzado hoy su vigésima edición con un alto grado de satisfacción por parte de la organización. "Al caer en martes, una jornada laborable, sabemos que la participación puede ser inferior que en un fin de semana. Aún así estamos muy contentos, el día ha acompañado y está siendo muy bonito", ha afirmado Pedro Martín el portavoz de Orozkoko Garrafa Elkartea.
A la cita se han presentado un total de 28 garrafas (tres más que en la anterior edición) "más otras dos en la sección de helados", han precisado desde la organización. Sus propietarios y ayudantes se han afanado, de 11.00 a 12.00 horas en un recinto acotado anexo a la plaza de Zubiaur, en preparar este refrescante granizado hecho con la receta tradicional, es decir vino blanco o txakoli, agua, brandy, azúcar y limón.
Txikis, jóvenes y adultos
Además de contar con la implicación del pueblo, para mantener viva una costumbre es muy necesario el relevo generacional. Y en Orozko ese aspecto parece estar asegurado. De hecho, se ha podido ver en el concurso a numerosos txikis, como Manex de 9 años y Bingen de tan solo 4, ayudando y aprendiendo a realizar garrafa, además de cuadrillas de jóvenes aún un tanto adormilados tras disfrutar, el lunes, del txupinazo y de los primeros actos festivos.
También se han podido ver garrafas singulares como una estadounidense de la marca White Mountain y de color verde. "Para nosotros es la más bonita", ha asegurado Argiñe, acompañada de María y Jon. "En este pueblo, gracias a Orozkoko Garrafa Elkartea, hay mucho mercado y se la compramos a ellos", ha explicado Jon.
A la hora de seleccionar la pieza "nos decantamos por este modelo porque es de buena calidad, estaba nueva y en un estado impecable" y con ella obtuvieron un meritorio tercer puesto "en nuestra primera participación, hace tres años". Sin embargo, para ellos la clasificación final es algo secundario. "Lo importante es mantener la tradición y que este bonito evento no decaiga".