El laboratorio en el que se ha convertido el bello paraje de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde un equipo investiga desde hace años la mejora de la calidad del agua dirigida al consumo humano, reúne aprendizajes de posible interés ante las nuevas exigencias europeas para proteger las captaciones.

La Directiva Europea sobre el Agua Potable, transpuesta a la legislación estatal mediante Real Decreto en 2023, exige a los Estados miembros que evalúen los riesgos en las zonas de captación de agua para consumo humano en un plazo hasta 2027 con el fin de garantizar su calidad.

Es ahí donde podría resultar de interés la denominada “metodología Urbaso”, basada en el establecimiento de perímetros de protección en torno a la captación, que promueve el equipo investigador que trabaja en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde se ubican 39 puntos de extracción de agua en zonas boscosas, 13 de ellos en plantaciones de pino y eucalipto.

Los investigadores del proyecto Life Urbaso, que cuenta con financiación europea, trabajan bajo la coordinación del centro de investigación Neiker para demostrar que una adecuada gestión forestal que erosione menos el suelo en las cuencas vertientes en torno a las captaciones mejora la cantidad y la calidad del agua potable al conseguir que menos lodos y sedimentos terminen en ellas.

En el proyecto también participan el centro de investigación sobre cambio climático BC3, la Universidad del País Vasco EHU, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y la Agencia Efe.

Novedad en la legislación

El catedrático en Hidrogeología de la EHU Iñaki Antigüedad explica que la directiva europea introduce una mirada novedosa al plantear la evaluación y gestión del riesgo en la zona de captación. Ello implica que, en lugar de la tradicional visión que mira como punto de partida a “la tubería” que lleva el agua a la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP), se fija en la zona de captación: Se trata de “girarse 180 grados y decir cojo aquí el agua, pero ¿de dónde viene el agua?”.

La nueva normativa apuesta, en relación a la gestión del riesgo de las zonas de captación, por “un enfoque holístico”, situándolas en la base de las medidas orientadas a reducir el nivel de tratamiento de potabilización requerido para la producción de agua de consumo.

En este contexto, Antigüedad dice que la “metodología Urbaso” que se trabaja en Urdaibai, con varios años de investigación centrados en torno a tres “anillos” de zonas protegidas en captaciones con implementación de una silvicultura diferente en cada uno de ellos, podría ser aplicable a áreas rurales del Cantábrico.

“En zonas rurales donde las captaciones son de aguas superficiales, el riesgo para la afección de las aguas no viene de industrias. El problema principal viene de la actividad forestal”, que es al que Life Urbaso quiere hacer frente. El experto lamenta que “hoy por hoy” la gestión forestal que se practica, sobre todo la relacionada con plantaciones de pinos o eucaliptos, “todavía es bastante agresiva con respecto a los recursos hídricos”.

“Cualquiera que vaya al monte va a ver matarrasas, destrozos de maquinaria pesada, pérdida de suelo...”, destaca. Esa pérdida de suelo provoca un aumento de sedimentos en los arroyos y cuando se registran lluvias fuertes se produce “ese chocolate que vemos cuando hay caudales importantes”.

Según recalca, la mayor parte del “chocolate” está generado por “una gestión inadecuada de los suelos en la gestión forestal” y a este asunto “no se le da la debida importancia” porque “tenemos la mentalidad de la gran ciudad, de que lo que contamina es la industria”. En este caso existe “un problema de calidad del agua”, ya que “muchas veces no se puede captar porque no se puede llevar a una ETAP un agua tan turbia”.