Un gran árbol, evocador del histórico roble de Gernika, se alza estos días en el pabellón de Bizkaia en la Expo Jaialdi de Boise, en una propuesta que busca tender puentes entre la diáspora vasca y sus orígenes. El stand, instalado por la Diputación Foral de Bizkaia, es un pequeño rincón de Euskadi en pleno corazón de Idaho.

El vizcaino es el único herrialde con espacio propio en la cita que cada cinco años rompe la barrera geográfica, 8.300 kilómetros en línea recta, y conecta dos polos que se atraen. Con más fuerza si cabe en esta edición por el parón provocado por la pandemia.

El espacio está presidido por un árbol simbólico que representa las raíces, la identidad y la tradición vizcaina. Bajo su sombra, imágenes panorámicas de los paisajes de Bizkaia envuelven al visitante, creando una atmósfera inmersiva. A través de unas gafas de realidad virtual 3D, los asistentes pueden “viajar” desde Boise hasta Bizkaia sin salir del recinto, recorriendo montes, costas y pueblos del territorio.

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“Queremos que quienes nos visitan sientan la emoción de estar en casa, aunque estén a miles de kilómetros”, señaló la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, presente en la inauguración junto a la diputada de Cultura y Euskera, Leixuri Arrizabalaga. Además del espacio institucional, la feria acoge también una muestra de productos de artesanos locales. Entre ellos destacan camisetas, complementos y recuerdos que lucen símbolos de fuerte carga identitaria como el lauburu o el eguzkilore, mostrando cómo la cultura vasca pervive y se transforma en el corazón de la comunidad estadounidense.

La presencia de Bizkaia en la Jaialdi de Boise —uno de los eventos culturales vascos más importantes fuera de Euskadi— refuerza el compromiso de las instituciones con la diáspora y celebra el orgullo compartido por una identidad que, como el roble, echa raíces donde quiera que crezcan sus ramas.