Estudiantes Internacionales que aprenden en euskera: "Aunque el euskera sea difícil, se puede aprender. Y sobre todo, se puede vivir"
Estudiantes de Uruguay, Polonia, Francia o el Reino Unido han participado este julio en una estancia de inmersión en Zornotza, descubriendo la lengua vasca en su contexto real a través de la convivencia, las clases y la experiencia compartida
Durante doce días, siete estudiantes internacionales han compartido clases, comidas, excursiones y conversaciones en euskera en el barnetegi de Zornotza, en Amorebieta-Etxano. Proceden de lugares tan dispares como Uruguay, Francia, Polonia, Reino Unido o Madrid, pero tienen algo en común: el deseo de aprender una lengua con la que no tienen un vínculo directo, pero que, poco a poco, ha ido despertando su interés.
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Para muchos, esta ha sido su primera vez en Euskadi, y también su primer contacto real con la lengua en su contexto natural. "En mi caso conocí el euskera a través de la universidad", explica Daniel Mordonell, estudiante de Uruguay. "La Facultad de Humanidades tiene un centro de lenguas extranjeras, y una de las lenguas que se enseña es el euskera. Además, en Uruguay hay una fuerte presencia vasca por la diáspora; incluso un 10% de los apellidos son de origen vasco". Daniel, que creció en una ciudad de 20.000 habitantes, recuerda haber visto de niño en la televisión. "Veía Vaya Semanita, y creo que esa fue mi primera aproximación".
En el barnetegi ha descubierto algo que va más allá del idioma: la riqueza de convivir con personas de contextos culturales muy distintos. "Convivir con culturas tan diferentes está siendo muy enriquecedor. Incluso en clase, la profesora da las explicaciones en euskera, en inglés y en castellano. Así que, de alguna forma, aprendes por todos lados".
Desde París, Mathias Fultier estudia Historia Española en la Universidad Sorbonne Nouvelle, donde se ofrece la posibilidad de aprender las lenguas cooficiales de España. "Aproveché la oportunidad para estudiar euskera, porque me interesa especialmente la situación de las lenguas minoritarias", explica. Lo que más le ha costado, confiesa, ha sido la estructura gramatical. "Para hablar, tienes que pensar primero en el final de la frase antes que en el principio, y eso es un poco complicado".
Prohibición hacia el euskera
Mathias también ha reflexionado sobre las diferencias entre los contextos lingüísticos de Francia: "En el suroeste de Francia todavía se conserva algo de práctica de la lengua y la cultura vasca, pero en el resto del país hay una especie de prohibición oficial. Por ejemplo, no existen escuelas públicas donde se enseñe euskera".
David Nicolás, estudiante de Madrid, conoció la existencia de los barnetegis mientras cursaba euskera en la universidad. "Me ofrecieron la oportunidad de apuntarme a uno y decidí venir", cuenta. En su experiencia, lo más efectivo para avanzar no son solo las clases, sino lo que sucede fuera de ellas. "En la cafetería o en el comedor, tienes que hablar en euskera para comunicarte con los demás. También durante las actividades. Por ejemplo, ayer hicimos canoas y tuvimos que preguntar cómo se rema… en euskera, claro".
David también ve en el euskera una posible herramienta profesional, aunque su motivación principal es más personal. "Además de terminar la carrera, me gustaría complementarla con el euskera, por si me abre alguna salida laboral. Y si no, también porque me gusta". Su consejo para quienes se lo estén pensando. "Al principio puede parecer muy difícil, pero después te acaba gustando".
Lillie Heaps, estudiante del Reino Unido, no necesita muchas palabras para explicar por qué le interesa esta lengua. "El euskera es muy diferente a otras lenguas, y el hecho de que no tenga ninguna conexión con otras me interesa mucho".
Pastel vasco
Sara Zakrzewska, desde Polonia, pone el foco en lo que más está disfrutando: el contacto constante con la lengua. "Me encanta estar todo el tiempo en contacto con el euskera: en las clases, en las actividades, y también hablando entre nosotros". En su país, sin embargo, la lengua vasca sigue siendo una gran desconocida. "Lo único que se conoce del euskera, de su cultura y de Euskadi, es el pastel vasco, que ahora es muy popular", comenta con humor.
Tras esta primera tanda, el segundo turno del curso se celebrará del 4 al 15 de agosto, con la participación de otros 20 estudiantes internacionales de Polonia, Uruguay, Italia, Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Barcelona. En total, 27 jóvenes están viviendo este verano una experiencia que, como dice Daniel, "demuestra que, aunque el euskera sea difícil, se puede aprender. Y sobre todo, se puede vivir".