Comercios de Getxo, Leioa y Sestao imparten clases a personas vulnerables gracias a la ONG Zabalketa
“No hay nada más emocionante”, coinciden los ‘profes’
El trasfondo es duro. Y duele. Golpean al estómago las palabras sin hogar, hambre, racismo, invisibilidad, rechazo, ausencia de oportunidades, exclusión, barreras, prejuicios... Pero el epicentro de esta historia es tremendamente positivo y emocionante, sobre todo eso: emocionante. Las lágrimas de Esti Zabala al hablar sobre los talleres de corte de pelo que imparte a jóvenes de origen magrebí lo demuestran; también las vibraciones contagiosas de María Turiño y Raquel de la Fuente cuando repasan sus clases de macramé a menores vulnerables o con discapacidad intelectual; y la convicción admirable de Zulema Blanco al referirse a sus sesiones de cuidado personal para chicas gitanas.
Aterricemos. Estas cuatro mujeres forman parte, con sus negocios, del movimiento SolidaridUp, pilotado por la ONG getxoztarra Zabalketa y en el que están involucrados más de 140 comercios y empresas locales y 20 entidades sociales de Getxo, Leioa y Sestao, además de vecinos a título personal. Todos ellos han tejido una red que busca “promover en nuestro entorno más cercano una cultura de convivencia e integración, y fomentar valores como la empatía y la solidaridad”, recuerda la responsable de esta iniciativa, Ainara Cortázar. Granitos de arena generosos, pequeños e individuales gestos dentro del enorme, egoísta, despiadado y disparatado mundo: tiendas que donan alimentos o artículos de higiene, clínicas que ofrecen tratamientos dentales, clubes y asociaciones que organizan actividades extraescolares... E, incluso, personas anónimas que dejan un café pagado para quien no puede permitirse, ni siquiera, ese sorbo. Ahora, este programa ha dado un paso más al impulsar talleres. Es decir, los receptoras de la ayuda asumen un papel más activo. Y aprenden. “Nos gustaría que hicieran prácticas en los comercios después de un curso formativo oficial de un año o de lo que sea. Es nuestro siguiente objetivo y nos encantaría”, avanza Ainara. El Departamento de Cohesión Social del Ayuntamiento de Getxo; el de Políticas Sociales de Leioa; y el de Acción Social de Sestao también están implicados en esta corriente que salpica a tantos protagonistas que es asombrosa. Fundación Fidias, Sortarazi, Fundación Integrando, Gaude, Fundación Secretariado Gitano, Hazbide, Afises y un largo etcétera son otros de los latidos de SolidaridUp.
¡Acción!
“Esta es nuestra familia grande”, ensalza uno de los chicos desde la sede de Pertsonalde en Romo. Enseguida, irá al taller de peluquería con Esti. “Llevo un año y medio aquí viviendo en la calle y venimos a Pertsonalde a hacer actividades. También aprendemos y practicamos castellano y nos dan comida. Pasamos un ratito aquí”, apunta otro joven con un buen control del idioma. Las clases que ofrece esta organización reúnen a unas 35 personas en cinco grupos de distintos niveles de conocimiento del castellano. Todos, mayores de edad.
Llega la hora de coger la maquinilla para cortar el pelo y empiezan las bromas entre los asistentes al curso. “No, no, yo no me fío de éste”. Y todos ríen. “Tienen buena mano, ¿eh? De hecho, algunos ya se habían formado en sus países”, admite la profe, que está al frente del espacio de bienestar EstiMua, en Andra Mari. “Sí, sí, queremos aprender”, asegura uno de ellos. “Te cuentan sus historias y...”. Esti no llega a terminar la frase porque un nudo en la garganta no le deja hablar. “Así que para mí ayudarles es...”, solloza esta mujer, que ya les ha mostrado sus trucos de peluquería en otras ocasiones. “Ya nos conocemos. Luego, me encuentro con ellos por Fadura y nos paramos a hablar”, desvela. Y ahí radica otra de las claves de este proyecto. Esa integración, esa conexión que, quizás, de otra manera no existiría...
En el caso de las sesiones de cuidado personal (Sestao) dirigidas por el comercio Ponte Mona, a través de Fundación Secretariado Gitano, lo más importante, sin embargo, son los instantes de intimidad para ellas. “Las mujeres de este colectivo cuidan de sus hijos, cuidan de sus casas y luego están ellas. Es difícil que entiendan que los momentos para nosotras son esenciales y que no son un lujo o algo egoísta”, explica Zulema. La experiencia con ellas en estos talleres ha sido “muy gratificante; mejor de lo que me esperaba”, comenta con una sensibilidad patente. “Formamos un grupo muy ameno, ellas se fueron relajando... Fue algo genial. En una de éstas, soltamos: ¿Qué haríamos si pudiéramos parar el mundo cinco minutos? ¡Ducharme con la puerta cerrada!, respondió una”, cuenta Zulema. Esta sestaoztarra conoce a muchas personas gitanas y eso también fue un buen enganche para dibujar una “muy bonita” atmósfera. “Yo vengo de un barrio muy humilde y me he criado con estas mujeres, o sus hermanos o sus primos... Y creo que a ellas les motivó ver que Zulema, la que jugaba con ellos de pequeña, ha emprendido y abierto su negocio y tiene tiempo para ir a bailar o, incluso, para escribir un libro”, opina. Todo eso es lo que subyace con tantísima fuerza y significado tras el ponerse una cremita. Y es que son múltiples las ramificaciones de estos talleres de SolidaridUP. “Son cosas que no se pagan con dinero. La gente me dice: Pero, ¿por qué haces tantas cosas gratis? Y yo contesto que, a veces, se paga de otra manera”, destaca Zulema con un punto de vista para aplaudir.
“Es algo que nos llena de energía y vitalidad. Es luz”, coinciden María Turiño y Raquel de la Fuente, del comercio Vivomicasa (Leioa), al aludir a sus clases de macramé con miembros de Gaude, Sortarazi y la Fundación Fidias. Se trata de ese ingrediente, adoptando la expresión que sea, que perciben muchas almas solidarias, ese regusto que se posa tras las buenas acciones y alimenta el espíritu. Pero, aunque las personas altruistas saquen eso a cambio, lo que dan es de un valor infinito. Y encima los pequeños establecimientos, que bastante tienen con lo suyo: con las tormentas que acechan cada día al comercio de cercanía... “Nos aporta muchísimo; es algo muy especial”, insisten María y Raquel. “Nosotras trabajamos desde las emociones y estos talleres no pueden ser más emocionantes”, describen estas expertas en interiorismo. Con ese buen gusto han diseñado ya varias clases de macramé. “Vienen con ganas de aprender. Nos sorprenden mucho siempre. Lo disfrutan. Sacan su creatividad y hasta te dicen: Yo quiero hacerlo de esta otra forma, ¿vale? El ambiente que se crea es maravilloso. A nosotras nos gusta que vengan grupos grandes y diversos”, sostienen las propietarias de este negocio que también contribuye a Zabalketa con la donación de muebles.
Además de estas tres formaciones, SolidaridUP ha agitado y enriquecido su entorno con sesiones de gestión emocional, yoga, juego, alimentación saludable, costura básica, pan, apoyo en la búsqueda de empleo y arreglo de bicis. “Siempre intentamos que sean talleres que cubran alguna necesidad que desde las entidades sociales están detectando”, puntualiza Ainara. Mikel Atxaerandio, de Ciclos Olabarrieta, en Las Arenas, dio unas nociones de mecánica, con San Nikolas Zabalik como enlace. “Los chavales se arrancaron a arreglar la bici enseguida. Con unas directrices, las pusieron en marcha”, traslada. “Tenemos unos conocimientos, somos una tienda pequeña y colaborar con los agentes de alrededor sirve para que el barrio esté mejor”, agrega. Y así, la rueda no para de girar...
Los datos
El movimiento. La red de ‘SolidaridUP’ está compuesta por más de 140 comercios y empresas locales y 20 entidades sociales de Getxo, Leioa y Sestao, además de vecinos a título personal. También es apoyada por los ayuntamientos de los tres municipios.
Los talleres. El movimiento se ha agitado con clases de macramé, corte de pelo, cuidado personal, gestión emocional, yoga, juego, alimentación saludable, costura básica, pan, apoyo en la búsqueda de empleo y de arreglo de bicis. “Siempre intentamos que sean talleres que cubran alguna necesidad que ya desde las entidades sociales están detectando”, indica Ainara Cortázar, responsable del proyecto ‘SolidaridUP’.