En el panorama social actual, es cada vez más importante entender lo que nos rodea. Uno de los conceptos que más visibilidad han ganado es la de personas no binarias. Charlie Vicente (Barakaldo, 2003) es una de ellas. El no binarismo es una realidad en la que se ven reflejados muchas personas y consiste en que la identidad de género no se alinea exclusivamente con las categorías tradicionales de hombre o mujer.

¿Quién es Charlie?

Buena pregunta. Soy una persona no binaria de 21 años que estudia Periodismo. Tengo aficiones como las personas normales: me gusta leer, escuchar música... Y me encanta mi gata, la amo. También tengo sueños como una persona normal, que va a clase, estudia, solo que soy no binaria. Estoy luchando para que la gente poco a poco lo vaya entendiendo.

¿Fue difícil asumir quién era?

Creo que no, pero el darme cuenta de ello, sí. Descubrí que era trans a los 17, pero no ha sido hasta los 21 cuando he comprendido que era una persona no binaria. Esos cuatro años de buscar identidades no son tan difíciles, pero sí en el momento en el que te percatas de que no eres una persona cis, o sea, que eres trans. Ese momento sí que es complicado, pero si tienes amigos o un grupo de soporte que te ayude, lo tienes menos difícil que una persona que no tiene ayuda.

¿Qué fue lo que le impulsó a dar el paso?

Hasta mis 17 años viví una vida normal, pero conocí a un amigo que era trans y fue como si me explotara la cabeza. Entonces, él ya estaba tomando hormonas y estaba esperando para hacerse la mastectomía y dije: “Esto es una posibilidad, ¿no?”. Pero no era lo mismo. Es como cuando te miras al espejo y sientes que hay algo en tu cuerpo que no resuena contigo, sino que es completamente diferente. No es simplemente que mi cuerpo no me guste, sino que, lo que no me gustan son los pronombres femeninos. Yo no me siento ni un hombre ni una mujer. Mi manera de vivir el no binarismo es una en la que me gusta mi cuerpo y simplemente me agrada que me traten de él o elle. Es bastante sencillo en mi caso.

¿Quién fue la primera persona a la que se lo contó?

No estoy muy seguro, pero creo que a la primera persona a la que se lo dije fue a mi grupo de amigos y fue totalmente casual. Estábamos caminando y habíamos ido a casa de otro amigo que hace cosplay. Me dejó su peluca, me la probé y cuando salimos de su casa dije: “Creo que soy trans”. Se lo tomaron a broma. Cuando fueron pasando las semanas se dieron cuenta de que lo estaba diciendo en serio y eso me dio el apoyo para decírselo a mis padres. Es cierto que se lo tomaron bien pero, como cualquier padre o madre, tenían miedo de que a su hijo le hicieran daño por ser diferente, pero como ellos ya más o menos lo sabían, se les abrió una puerta.

Durante este proceso, ¿cómo se ha sentido?

Durante este proceso dejé de hablarme con estos amigos que te comento y encontré otro grupo de amigos en el que todos ellos son trans, menos una persona. Entonces, al encontrar a gente trans me he sentido más comprendido y se ven varias dualidades de ser trans. Por ejemplo hay una persona no binaria y somos diferentes, pero porque esta persona tampoco estaba hormonándose en ese momento pensé: “Hay alguien que se siente igual que yo”. Es muy bonito.

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¿En algún momento ha sentido discriminación?

He tenido dos trabajos hasta ahora y te puedo decir que en el primero, sí. No llegué a salir del armario porque tuve mi realización mientras estaba allí. No llegué a salir del armario porque ya de por sí estaba escuchando comentarios homófobos, tránsfobos y decidí quedarme en el armario en ese trabajo. Y cuando me contrataron en el trabajo que tengo ahora, me di cuenta de que eso no era lo normal.

¿Por qué hay que decir lo que usted es?

La gente todavía no está acostumbrada a utilizar palabras neutras. Será cosa de unos años cuando se usen de forma habitual. Es cierto que en mi vida diaria intento utilizar palabras neutras y evadir el género en sí porque, realmente, yo no sé si esa persona es un hombre o una mujer. Entonces, para evitar problemas, suelo elegir el lenguaje neutro porque se me hace más cómodo también. Pero si al trabajo me viene una señora de 90 años y me dice: “Niña”, la voy a atender con una sonrisa porque ese es mi trabajo.

¿Le gustaría ayudar a gente que también está en ese proceso?

Sí. Cuando tenía 17 años hice la PAU y elegí la carrera en la que estoy ahora. Me gustaría trabajar de periodista para cambiar el enfoque que se le da en los medios de comunicación a este tipo de temas porque todavía siento que hay muchísimo trabajo por hacer.

¿Qué le diría a alguien en su situación?

Que no está solo o sola, que el mundo no se ha acabado, que aunque piense que se le va a acabar el mundo por ser trans y que va a perder a sus amigos y a su familia, no es verdad.

¿Ha encontrado la felicidad?

Respecto a mí a mi identidad, sí. Estoy muy contento con cómo me trata mi familia, mis amigos, mi entorno laboral y demás. Ahora no tengo miedo a encontrarme con otra persona y llegar a decirle: “Soy Charlie, tengo estos pronombres y si no me tratas así no te voy a volver a hablar”.

¿Le gusta lo que ve hoy en día?

Mmm... Bueno, no del todo, pero por otras razones. Siempre he tenido complejo con mi sonrisa. Entonces, espero que cuando me la arregle esté contento pero quitando eso, sí me gusta lo que veo.