Las ganas de la juventud unidas a una beca “del Gobierno vasco y la Diputación” trajeron hasta Bakio a Itziar Insausti desde Donostia. “En el mundo del txakoli empecé un poco por casualidad. Me ofrecieron esa beca para trabajar en un proyecto sobre cómo revivir el txakoli de Bakio y vine aquí”, cuenta la productora de la bodega Doniene Gorrondona, que está dentro de Bizkaiko Txakolina. Esos primeros pasos le abrieron las puertas a conocer “las uvas de aquí” y “enamorarse” del territorio”. “Con unos compañeros, que son también socios de la bodega, comenzamos a plantar viñedos y compramos el baserri Gorrondona. Y, de repente, nos metimos de lleno en la aventura de producir txakoli”, detalla. “Había una posibilidad de vivir produciendo txakoli y se convirtió en mi sueño”, añade.
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