A Jessica Rey de Perea, que perdió a su hermana y su sobrino en un atropello mortal en Cantabria hace dos años, en el que también falleció otra mujer, hay unas palabras que se le han quedado grabadas para siempre. “Cuando le detuvieron al principio y luego le dejaron en libertad, le preguntaron por las muertes y dijo que habían sido daños colaterales. Lo vi en la televisión. A mí eso me marcó y llevo esa frase aquí desde ese minuto. Estaba muy sereno y tranquilo. No le perdono, jamás”.

En el juicio, en el que le condenaron a cinco años y nueve meses de prisión, el autor del atropello, un hombre de 73 años que circulaba a 79 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50 y que casi triplicó la tasa de alcohol permitida, pidió perdón, pero Jessica dice que “fue un perdón sin sentimiento, cabizbajo, sin mirarte, tapándose la cara. A mí no me sirve”, recalca.

"Si atropellas a alguien, matas a una familia entera"

"Si atropellas a alguien, matas a una familia entera" Pankra Nieto

Aunque le hubiese mostrado su arrepentimiento, la actitud de esta vecina de Sestao tampoco habría cambiado demasiado. “Si lo hubiese hecho con sinceridad desde un principio, tampoco le habría perdonado, pero igual mi ira no sería la misma. Pero las maneras de él no eran las correctas. Hizo más daño del que ya había hecho”, dice.

Cuando Jessica se enteró de las circunstancias en las que se había producido el siniestro le embargó “la rabia, la ira y el coraje”. “A él le intentaron quitar las llaves y le recomendaron no coger el coche porque estaba bastante tomado, pero el dijo que no. Que se iba en su coche. Entonces, la gente no te importa, no tienes empatía porque has cogido un coche, que te han dicho que no cojas porque no estás en condiciones, y eso ha llevado a matar a tres personas en el acto desplazándolas entre 20 y 25 metros de distancia”, censura. Jessica relata que el conductor “ya venía haciendo eses y cogiendo las curvas rectas desde Suesa hasta Somo, donde está el camping”. Por tanto, subraya, “ha sido su decisión y bajo su responsabilidad. No es me he mareado, me ha dado un microinfarto, un vahído. En las condiciones en las que estaba no tenía que haber cogido el coche y lo hizo. Le daba lo mismo matar que no, porque no sabes lo que te vas a encontrar en la carretera”.

Jessica Rey de Perea no supera la muerte de su hermana Erika, de 42 años, y su sobrino Ethan, de 19, atropellados por un conductor ebrio en Suesa hace dos años. Pankra Nieto

De hecho, añade, antes del fatal desenlace, “debió de golpear a otro coche y unas personas que iban andando tuvieron que saltarse a la canaleta para no ser atropelladas. Debió de ir haciendo las curvas rectas a lo largo de casi dos kilómetros, rotondas y todo, hasta llegar a la zona del camping, porque él debía de vivir un poco más adelante”.

“Es como si él fuese la víctima”

Por si fuera poco, dice Jessica, el acusado “ya debía de tener reincidencias anteriormente por daños que ocasionó con el coche a mobiliario del pueblo y ya le habían hecho alguna vez pruebas de alcohol y había dado positivo”. Por ello, concluye, “es su culpa cien por cien. Se ha llevado tres vidas por delante junto con la del perro, que hoy en día es familia. Tres personas en un mismo golpe, que se dice pronto”.

Respecto a su situación actual, tiene asumido que llegará el día en que “haga su vida”. “No te dicen en qué cárcel está, si ha tenido un premio o un castigo. Es como si él fuera la víctima, está protegido. ¿De qué? Si nos lo ha arrebatado todo y él está vivo, seguramente como un marqués”.