La red foral de bidegorris que está desplegando la Diputación de Bizkaia y que continuará durante la próxima década correrá en paralelo a las carreteras siempre que las circunstancias lo hagan posible.
Una directriz que será un elemento de compensación ambiental de la carretera y permitirá disminuir el impacto que pueda ocasionar el recorrido a construir para los ciclistas.
Este es uno de los elementos reseñables del proyecto norma foral de vías ciclistas forales que esta mañana de martes ha sido presentado en Juntas Generales por el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Carlos Alzaga.
Adaptación
Una nueva legislación foral que vendrá a sustituir a la anterior norma, aprobada en 2014, y que se va a adaptar a todo lo que marca el Plan Territorial Sectorial de Vías Ciclables aprobado hace dos años, al documento homónimo que se refiere a las carreteras, de 2021, y a la Ley de Impacto Climático del pasado año.
El diputado foral ha explicado que “con la nueva norma se da cobertura legal al PSTVC que es el que marca las directrices generales para conseguir que en 2035 la bicicleta llegué a ser utilizada en el 7,7% de los desplazamientos habituales”.
Una marca que será dura de conseguir si tenemos en cuenta que en la actualidad ese uso para recorridos entre ocho y diez kilómetros de distancia se encuentra en el 0,7%.
En una explicación del proyecto de norma foral, a la cual los grupos junteros podrán presentar las alegaciones que deseen, el diputado de Infraestructuras ha destacado los elementos más importantes de una legislación que contará con 56 artículos, organizados en cuatro títulos y complementada con tres anexos.
Más fuerza
El principal es que la red de bidegorris que ya se está desarrollando tendrá a autopistas y carreteras generales como referencia.
Siempre que la orografía lo permita se construirán en uno de sus laterales de las carreteras existentes o de las nuevas que se construyan en la próxima década. “Va a haber una convivencia entre carreteras y bidegorris dándoles más fuerza a las sendas ciclistas”, ha asegurado.
Así, cuando una vía ciclista foral se integra en una carretera, tanto la línea de dominio público como la línea de servidumbre trazada, del lado por donde se produce dicha integración, serán comunes para ambas infraestructuras viales.
Cuatro categorías de vías ciclables
La norma también va a definir cuatro tipos de recorridos en exclusiva para las dos ruedas. Serán la Senda ciclable aquella que no tendrá carreteras como referencia, ni comparte plataforma y está totalmente segregada.
Después, se han concretado las Bicipistas, el trazado ideal que supone está integrada en la franja de protección de la carretera o autopista al lado de la que discurren, cuenta con drenaje propio y está segregada del asfalto mediante bordillos, parterres o taludes.
Por debajo de la bicipista en categoría y calidad se encontrará el Carril-bici protegido que tendrá el drenaje conjunto a la carretera y segregación de la misma será menos contundente al utilizar barreras rígidas o flexibles y separadores de carril.
En último lugar se encuentran el Carril-bici de las mismas características que el anterior pero cuyo recorrido solo se diferencia dentro de los viales por líneas en el asfalto y balizamiento horizontal.