Un entrenador de fútbol de Barakaldo, otro de baloncesto en Gasteiz, un exojeador de Osasuna, un monitor de surf de Hondarribia... Pepe Godoy, víctima de abusos sexuales en la infancia en el ámbito deportivo, enumera a bote pronto media docena de casos hechos públicos -incluidos el suyo en Basauri y el del exentrenador de Gernika, que será juzgado la próxima semana- con decenas de menores afectados, pero cree que hay muchos más.

¿Su caso o el que se va a juzgar en Gernika son la punta del iceberg? 

Sí. Los agresores están donde hay niños y en el deporte escolar hay niños. Ellos saben dónde meterse. En el deporte es muy fácil ganarse a la familia y a los niños y yo creo que hay muchos entrenadores que son pederastas. Por cierto, el 98 o 99% de los agresores son hombres. Es muy raro ver a una agresora mujer.

El próximo martes arranca el juicio contra el exentrenador de baloncesto de Gernika acusado de agredir sexualmente de manera continuada a una menor. ¿La conoce? ¿Hay similitudes con su caso?

Conozco el caso de cerca. Me siento muy identificado con ella porque su caso es muy similar a nivel de comportamiento, de reaccionar tanto el club como el ayuntamiento, que tardaron mucho en dar una respuesta. Yo sentí algo parecido. 

¿Qué mensaje le mandaría a la víctima, ya mayor de edad, en este momento tan crucial?

Yo creo que ella estos días estará sufriendo un montón, le va a remover mucho. Lo que va a tener que pasar va a ser muy difícil, pero, aun así, ha hecho un bien al resto del pueblo. Gernika, la sociedad y las instituciones deberían estar agradecidas a la denunciante por su valentía, por dar la voz de alarma y porque con su denuncia sus hijos e hijas tienen un posible peligro menos.

¿Animaría a todas las víctimas de abusos a denunciar o hay que sopesar el coste en cada caso?

Yo sí les animaría a denunciar, pero tiene que haber un acompañamiento institucional a todos los niveles, tanto psicológico como jurídico. Poco a poco se va avanzando porque ahora tenemos el gabinete de crisis para las niñas y las mujeres. Está bien, porque el mayor porcentaje de víctimas son mujeres, pero ojalá se extienda a los dos géneros.

¿Se sienten las víctimas cuestionadas: cómo aguantó tanto tiempo, por qué denunció tan tarde...?

Normalmente los agresores son gente con poder que se han ganado a todo ese círculo que rodea a esa institución. Tú cargas con la culpa, la vergüenza y la responsabilidad de que les esté sucediendo a otros.

¿No se sienten apoyadas?

Esta persona ha denunciado y no ha tenido un apoyo del club de decir: “Este tío presuntamente ha hecho esto, vamos a estar con la víctima”. Yo estuve en la primera concentración de Gernika, fuimos hasta el pabellón y estaban entrenando. Tenía que haber estado allí todo el club porque le ha pasado a una persona que ha jugado en él. Para la víctima es muy complicado. La gente denuncia con 40 o 50 años. La prescripción de los abusos a menores se contaba a partir de los 18 y ahora se cuenta a partir de los 35 porque las víctimas no pueden hablar antes.

¿Muchas víctimas de abusos se llevan su secreto a la tumba?

Yo creía que me lo iba a llevar a la tumba y creo que mucha gente se lo lleva y otra no puede con su vida.

¿Se encubren estos casos, se eluden responsabilidades…?

En Euskadi en el deporte desde 2018 mínimo ha habido seis casos, en las escuelas, incontables, y siempre vemos que en las instituciones algo se sabía, se callan, no colaboran... No hacen nada por ver si hay más víctimas. Si las coges de pequeñas y tienen un tratamiento psicológico adecuado se pueden ahorrar los 36 años que yo he vivido.