EH Bildu ha querido este miércoles marcar distancias y dejar claro que, pese al acuerdo presupuestario con la Diputación, sigue constituyendo una "alternativa de gobierno" en Bizkaia. Pese a reiterar que se trata de un "muy buen acuerdo", su portavoz en las Juntas Generales, Iker Casanova, ha advertido de que es "puntual" y ha alejado la posibilidad de reeditarlo en el caso de la revisión fiscal, un ámbito en el que las posturas entre la institución foral y la coalición están "muy distantes".
Para Casanova, se trata de un acuerdo "win-win", en el que no solo el Gobierno foral como EH Bildu "han obtenido resultados positivos para sus intereses", sino que ha convertido a la ciudadanía en la principal beneficiada. Consciente de que la Diputación vizcaina no tenía ninguna obligación aritmética para negociar los presupuestos del próximo año, que podría aprobar con mayoría absoluta gracias a los votos conjuntos de PNV y PSE, considera que ha querido transmitir "una imagen de diálogo y reducir al mínimo los votos en contra a este proyectos presupuestario". Una decisión política que ha valorado como "inteligente", agradeciendo en especial la actitud en este sentido de la diputada general, Elixabete Etxanobe, y la responsable foral de Hacienda y Finanzas, Itxaso Berrojalbiz.
La propia coalición ha podido "optimizar su capacidad de influencia" al pactar con el Ejecutivo un paquete de medidas consideran estratégicas y que "mejoran la vida de las personas". No solo eso; EH Bildu ha querido reflejar de esta forma "una imagen de responsabilidad" y de capacidad de acuerdo, "reforzando nuestro perfil institucional como de alternativa de Gobierno creíble". "Hemos hecho un ejercicio de buena política en un momento en el que los ejemplos de mala política nos asfixia. Cuando en otros ámbitos la política consiste en un ejercicio permanente de confrontación y descalificación, hemos hecho un esfuerzo por hacer lo que se supone que tenemos que hacer desde la política: identificar y dar respuesta a los problemas en lugar de generar otros", ha subrayado el portavoz.
Casanova también ha defendido la cuantía de las medidas acordadas, por valor de 33 millones de euros, comparándolo, proporcionalmente, con el acuerdo que en 2022 se cerró con el Gobierno vasco para sacar adelante los presupuestos de la CAV. "Tomar esa cifra como referencia permitió desbloquear el diálogo", ha señalado. "Esos 33 millones de euros en Bizkaia serían proporcionales a más de 250 millones en el presupuesto del Gobierno vasco, y miles de millones de euros si lo trasladamos al del Gobierno español. Cuantitativamente es una cifra muy razonable ante un Gobierno que tiene mayoría absoluta y no está obligado a negociar".
"Acuerdo puntual"
Hasta ahí la lectura positiva. La coalición no ha querido dejar pasar la ocasión para marcar distancias con el PNV. "Es un acuerdo puntual", ha subrayado Casanova, "que puede facilitar la credibilidad mutua entre las partes" de cara a otros puntos de encuentro, lo cual no implica que "deje de haber confrontación táctica y estratégica" en Bizkaia. EH Bildu representa el "proyecto progresistas y de izquierdas" y el PNV, "el más conservador y de derechas". "Hay dos visiones antagónicas y eso seguirá siendo así; este acuerdo no debilita nuestra capacidad para ser una alternativa de gobierno y mantener un proyecto político distinto; al contrario, lo refuerza y le da credibilidad desde un punto de vista social, político e institucional", se ha mostrado tajante.
Si bien este acuerdo genera "un feedback positivo entre las partes" y "facilita que se vuelvan a repetir", ha citado como ejemplo la revisión fiscal, materia en el que las posturas entre ambos partidos son "difícilmente conciliables". Y es que para la coalición, el proyecto presentado por la Diputación es "un planteamiento de manual de lo que es la política de derechas fiscal", que supone "una rebaja fiscal generalizada" frente a un sistema tributario "que sirva para dotar de más recursos" a las instituciones que defienden.
Para explicar por qué ha sido posible este acuerdo en Bizkaia y en Araba, pero no así en Gipuzkoa y en el Gobierno vasco, Casanova ha defendido haber mantenido "una actitud coherente desde el primer momento y en todos los ámbitos institucionales".