Los 36 dibujos que alegran en blanco y negro las paredes del restaurante Pablo Urzay son fruto de una incitación y una provocación incansable, de una cita anual que reta a miles de artistas alrededor del mundo para crear un dibujo diario durante el mes de octubre. Cada día se propone una palabra que los participantes tienen que plasmar en tinta para fomentar la creación y la imaginación sin límites. Inktober es esta iniciativa que pincha las mentes y las manos artísticas, como las de Fátima Churruca. Esta getxoztarra lleva tres convocatorias aceptando el desafío y un resumen de ese álbum a contrarreloj es esta exposición.
Con nervios, ilusiones, sonrisas, abrazos y amigos, la artista inauguró el pasado jueves esta muestra que permanecerá en el batzoki de Las Arenas hasta el próximo 8 de enero. Los dibujos expuestos se pueden comprar [50/60 euros] y también es posible encargar una obra personalizada, con las trazas características de Fátima, milimétricas, de detalles infinitos, para animales graciosos y traviesos, para secuencias caóticas o inverosímiles, para lo que pueden ser viñetas de Tintín, o de E.T., el extraterrestre. “Me encanta que se puedan ver tantos juntos porque inevitablemente reflejan mi personalidad: hay mucho sentido del humor y se nota mi pasión por los grabados… Hay homenajes a Goya, Durero y Gustav Doré. También Hergé y Uderzo son una influencia constante, y Gilda, mi perra, aparece casi sin querer en un montón de trabajos”, comenta la autora.
Fátima reconoce que sumergirse en Inktober, en efecto, “es todo un desafío”. Hay que rascar horas al día cuando de por sí siempre va apretujado. “Paso mucho tiempo simplemente pensando qué voy a dibujar según el tema propuesto”, desvela. “Participa gente buenísima, hay trabajos increíbles en cuanto a técnica y también en cuanto a originalidad”, añade. En realidad, Fátima, licenciada en Bellas Artes, también es provocadora. ¿Y tú qué pintas? Así se presenta su atelier, su academia en la que ayuda a encontrar la manera de expresión artística a todo tipo de inquietudes. “Tengo que confesar que mis alumnos me ayudan muchísimo a encontrar enfoques diferentes para este reto”, destaca. Prueba superada.