Ángel Mari nos dejó el pasado viernes día 22, día de Santa Cecilia, mientras disfrutaba de la compañía de sus amigos de toda la vida.
Cuando recibí la triste noticia me quedé en shock y es que no es fácil asimilar que un vecino y amigo al que has visto hace pocos días no vas a volver a ver. Al final nos ha dejado como ha sido toda su vida, con sencillez, suavemente como cuando cesa la melodía del Txoria -Txori, su canción, y en compañía de sus amigos.
Ángel Mari era una persona de las que ganaba en las distancias cortas, cercano, sencillo, comprometido, detallista y con un afán de mejorar las cosas cotidianas con el que tuve la gran suerte de compartir momentos entrañables.
Recuerdo que al poco tiempo de tomar posesión de la Alcaldía de nuestro querido Alonsotegi, Ángel Mari me llamó por teléfono y me comentó: “Joseba, tengo una lista de ideas de pequeñas cosas que se pueden hacer en Alonsotegi”. En aquel momento me alegré de tener un vecino de toda la vida con esa iniciativa, con ganas de apoyar, de construir, de dialogar y a raíz de aquella llamada se estrechó nuestra relación. El 7 de junio de 2018 me presentó una lista de sus ideas y al ver su complicidad me tomé como un reto personal el poder hacer realidad algunas de esas ideas que Ángel Mari, con una gran visión, plasmó en un folio en blanco.
De esa lista de ideas hubo una que llamó mi atención, porque creo que a él también le ilusionaba: Recordar a las víctimas del bombardeo de Alonsotegi. Cuando más o menos tenía la idea avanzada, que en un primer momento iba a ser algo sencillo como la colocación de un monolito, le llamé para comentar la idea y nuevamente noté la gran sensibilidad que tenía con este tema. Esa ilusión que Ángel Mari me transmitió me hizo pensar que otras muchas vecinas y vecinos de Alonsotegi podían compartir ese sentimiento y de ahí surgió la idea de hacer una inauguración más importante. Todo un acierto, ya que aquella emoción que sentía era una emoción compartida por nuestras vecinas y vecinos de mayor edad y no podía caer en el olvido para las siguientes generaciones.
Como esta idea, Ángel Mari tenía otras muchas que me solía afanar en ir haciendo y tachando de su lista.
Me quedo con la pena de no poder cumplir otra de sus ilusiones, pero aprovecho para que vea la luz desde aquí “poner nombre al puente de Loibe” y ahora sería el momento recién pintado y con iluminación recién estrenada... Su propuesta: Sabino Arana.
Seguro que todos los que han tenido la suerte de compartir momentos con él en el campo de fútbol animando a Larramendi, cantando en el Gure Ametsa, tomando algún txikito, conocían de sobra lo cercano y buena persona que ha sido en todos los ámbitos.
Aprovecho estas líneas para apoyar en estos momentos tan duros a toda su familia y también a la familia política. Ángel Mari ha sido un hombre de firmes convicciones, afiliado de Eusko Alderdi Jeltzalea de Alonsotegi, donde nos deja un enorme vacío.
Goian bego.
Alonsotegiko Alkate Ohia