La planta de Galindo es la principal depuradora del territorio, tratando 232 millones de litros de agua al día. Situada en Sestao, en lo que antiguamente era una escombrera de escorias de Altos Hornos de Vizcaya, da servicio a una población de 800.000 habitantes –1,3 millones equivalentes si se tienen en cuenta industrias y actividades comerciales– de todo el Bilbao metropolitano, desde Galdakao a Santurtzi y desde La Peña hasta Sopela. La estación de Lamiako bombea hasta ella todas las aguas residuales de la Margen Derecha; desde San Ignacio y aguas arriba se bombean desde el sifón de la Universidad de Deusto.
La primera fase de la depuradora se puso en marcha en 1990, con un tratamiento primario por decantación sencillo; el tratamiento secundario, que elimina también los nutrientes, llegó una década después. Las adecuaciones en la planta desde entonces han sido continuas, tanto porque el deterioro de las máquinas en una instalación de este tipo es muy rápido como por el avance de la tecnología. Se ha actuado en todas las instalaciones, salvo en cuatro, de las que tres están en proceso actualmente: el tanque de tormentas, que va a permitir tratar parte de los desbordamientos en época de lluvia; se están reformando los decantadores primarios, los más cercanos a Barakaldo, que se van a cubrir también, para llevar a cabo este proceso en prácticamente la mitad de espacio –de forma que se libere terreno porque ya no queda ni un metro cuadrado libre– y depurar de forma más intensa, y se renovarán los equipos del desarenado, la fase anterior a la primaria, que datan de 1990. “Solo quedaba sin tocar el tratamiento secundario, las piscinas que se ven desde Sestao. Se abrió un debate sobre cómo mejorar ese espacio y fue entonces cuando surgió la nueva directiva europea”, explica Fernando Ortega, subdirector de Sostenibilidad, Tecnología e Innovación.