Con los precios del combustible, ahorrar gasolina se ha convertido en una prioridad para muchos conductores. No se trata solo de gastar menos en cada repostaje, sino también de reducir el impacto ambiental y alargar la vida útil del vehículo. Aunque la mayoría conoce los consejos básicos para conducir de forma eficiente, existen otros trucos menos comentados que pueden suponer una diferencia real en el consumo del día a día.

No apures el depósito al máximo

Conducir siempre en reserva no solo es arriesgado por quedarte tirado, también afecta a la bomba de combustible, que necesita estar rodeada de gasolina para funcionar bien. Si sueles circular con el depósito casi vacío, la bomba puede sobrecalentarse, perder eficacia y, a la larga, aumentar el consumo. Lo recomendable es repostar antes de que baje de un cuarto de la capacidad total del tanque de gasolina.

El truco alemán para ahorrar hasta 40 céntimos por litro de gasolina al repostar Freepik

Nada de punto muerto en las bajadas

Existe la creencia de que bajar en punto muerto gasta menos, pero ocurre lo contrario. En los coches modernos, al bajar en marcha sin pisar el acelerador, la inyección se corta y el consumo es cero. En cambio, en punto muerto el motor sigue gastando lo necesario para mantenerse encendido. Pese a que nos dé la sensación de que el coche no gasta nada cuando está en punto muerto, es importante saber que esto solo se trata de una falsa sensación de ahorro.

Ventanillas o aire acondicionado: depende de la velocidad

Otro detalle a tener en cuenta es el efecto de las ventanillas bajadas. En ciudad o a menos de 50 km/h apenas influyen en la aerodinámica, por lo que puede ser más eficiente abrirlas que encender el aire acondicionado. En carretera, en cambio, el arrastre del aire dispara el consumo, y ahí sí compensa más usar el climatizador.

Una persona regula la salida del aire acondicionado Freepik

Repostar combustible “fresco”

Aunque el impacto no es enorme, el combustible pesa más cuando está frío y menos evaporado. Repostar a primera hora de la mañana o en gasolineras muy transitadas donde el combustible rota rápido asegura un llenado algo más denso y con mayor rendimiento energético por litro.

Evita el ralentí innecesario

Dejar el coche encendido “solo un rato” mientras esperas gasta más de lo que parece. Cinco minutos de ralentí pueden consumir lo mismo que recorrer más de un kilómetro. En los vehículos actuales, apagar y volver a encender es más eficiente que mantener el motor funcionando sin moverse.

Limpieza más allá del exterior

Un coche sucio no solo afecta a la estética. El polvo en el filtro de aire, la grasa acumulada en el motor o incluso el barro pegado en los bajos hacen que el vehículo trabaje más forzado y, por tanto, gaste más combustible. Una limpieza periódica, tanto del interior mecánico como de la carrocería, ayuda a optimizar el consumo.

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Todos estos trucos demuestran que el ahorro de combustible depende también de detalles cotidianos. Son prácticas que requieren poco esfuerzo, pero que aplicadas con constancia alargan la vida útil del coche, reducen visitas a la gasolinera y, de paso, contribuyen a un consumo más responsable.